La tradición constitucional dice que es dominicano quien nace aquí, hijo de dominicanos. Esa disposición se acoteja a los intereses políticos, se elimina la última parte y son dominicanos los nacidos en el territorio nacional, salvo los hijos de extranjeros residentes en el país en representación diplomática o los que estén de tránsito en él.
Si dice que está de tránsito, una persona que no reside en el lugar, sino que está en él de paso, según el diccionario de la Real Academia. ¿Son dominicanos los hijos de extranjeros residentes legales en el país, nacidos aquí?
La búsqueda de mejores condiciones provoca que el ser humano vaya de un lugar a otro y cuando encuentra uno conveniente se asienta. Se forman las sociedades con su estilo de vida, sueños, realidades, aspiraciones, propósitos, metas.
Durante la dominación haitiana 1822-1844, la meta era la Independencia. Luego consolidar la Independencia, el gobierno propio, soberano y las guerras contra el pertinaz invasor haitiano que no se dio cuenta, entonces, de que era más fácil por las buenas que por las armas. Después la meta era restaurar la República. Desde entonces los gobiernos tenían como objetivo gobernar por gobernar o para enriquecimiento de sus líderes y amigotes, como lo hizo el general Heureaux.
De tumbo en tumbo, pero ahora con la espada del imperio norteamericano pendiendo sobre el cuello de nuestra soberanía, hasta llegar a la ocupación norteamericana de 1916-1924.
La historia nacional, a grandes saltos, ha sido el ejercicio de guerrear, pelear, para quitarnos de encima un invasor extranjero o un gobierno tiránico o dictatorial.
Hemos pasado de estaba la pájara pinta/sentada en su verde limón a celebrar la fiesta de brujas (Halloween) y de la alegre Nochebuena de los cohetes y los montantes, a fiesta de acción de gracias (Thanksgiving), cambiamos los Reyes Magos por Saint Nicholas (Santicló). El gagá fue nacionalizado y el animismo es una práctica muy extendida.
Antes traían los haitianos a recoger arroz, café, cacao, cortar caña, a trabajar la construcción, para pagarles sueldos de hambre. Ahora vienen jóvenes, robustos y se dedican al comercio callejero, a la fabricación de dulces caseros, a vender frutas y frutos. No aportan nada: sólo se benefician.
¿Permitiremos que siga la invasión pacífica de haitianos? ¿La corrupción es mayor que el amor a la Patria?
Somos un barco aparentemente sin rumbo, con una tripulación displicente, llevado por el viento, con capitanes y oficiales cuya única misión es llenar sus bolsillos con riquezas ajenas. Se puede afirmar que nuestro quehacer histórico está atado a la necesidad de reafirmar la nacionalidad mediante el rechazo a fuerzas y realidades que se quieren imponer a nuestros intereses.
Pero ¿hay un interés nacional? ¿Cuál puede ser definido como el interés nacional?
¿Adónde queremos llegar? ¿Hacia dónde vamos? ¿Qué queremos ser? ¿Tenemos un plan de nación?
¡Sacudámonos! Ahora que parece peligrar la Patria.