El periódico Listín Diario llega hoy al histórico aniversario número 129 de su productiva existencia que es compendio del esfuerzo y dedicación de generaciones de comunicadores que han prolongado en el tiempo la mística de ejercicio profesional en defensa de la sociedad dominicana asumida desde su fundación. La extensa colección de sus ediciones refleja en el contenido aspectos de perenne valor para la historia de este pueblo que se fue abriendo paso hasta el futuro en que hoy se encuentra. Fuera del silencio impuesto transitoriamente por la tiranía de Trujillo, el Listín ha acompañado a esta nación, en las buenas y en las malas, decidido a ejercer libremente la tarea de informar y orientar a sus lectores, avanzando hacia nuevas formas más efectivas de comunicar y diversificando la cobertura del acontecer en función del renovado interés de los lectores.
La sociedad de hoy, expuesta a veces a versiones engañosas por vía de la informática, necesita crucialmente que las informaciones de los medios tradicionales acreditados sigan caracterizándose por el respeto a la verdad y a los hechos, con máxima pretensión de objetividad y enriquecidas con innovadores elementos gráficos y de diseño, calidades en las que el Listín se sustenta. Efusivas felicitaciones a Manuel Corripio Alonso, presidente del Consejo de Administración; a su director Miguel Franjul y al magnífico personal que les secunda.

Cruel tardanza de pensiones

581 ex trabajadores de la caña de inevitable edad avanzada han fallecido desde el 2014 hasta la fecha, tiempo en el que muchos de ellos estuvieron sumados al reclamo de pago de pensiones mediante manifestaciones callejeras que recibían pocas respuestas. Los diligentes y coherentes organizadores de esta larga cruzada que no llega a puerto, dan fe de del impresionante número de decesos que no podría dudarse por las condiciones de vida en que inevitablemente estuvieron hasta el final de su existencia.

Las súplicas de remuneración por retiro que estos viejitos lanzan con esperanza de satisfacer necesidades mínimas que tampoco lograban en su etapa productiva sometida a salarios de miseria, han sido desatendidas de tal manera que existe poca esperanza de que al concederles el beneficio muchos de ellos estén presentes para recibirlo.