Reconocimiento a Marcallé Abreu

Reconocimiento a Marcallé Abreu

Este año la Fundación Corripio y el Ministerio de Cultura han seleccionado como ganador del Premio Nacional de Literatura a Roberto Marcallé Abreu, un narrador y periodista de prosa sencilla y entretenida, con prolongada vivencia en el ejercicio periodístico en medios locales y del exterior, en los que se ha distinguido por la profundidad de sus trabajos de investigación sobre la realidad social dominicana. El jurado, al tomar la decisión, reconoce la sobresaliente contribución del galardonado a la narrativa dominicana, particularmente a través del cuento, la novela y el ensayo.

Roberto Marcallé Abreu nació en Santo Domingo el 30 de mayo de 1948. Desde muy joven fue un inquieto exponente de las letras, a través de varios concursos literarios locales, en los que se hizo merecedor de premios y menciones en poesía, cuento y novela. En 1979 ganó el Premio Nacional de Novela con su obra “Cinco bailadores sobre la tumba caliente del licenciado”, y en 1999 obtuvo el Premio Anual de Novela con “Las siempre insólitas cartas del destino”. Entre sus obras destacan: Las dos muertes de José Inirio (1972), El minúsculo infierno del Señor Lukas (1973), Sábado de sol después de las lluvias (1978), Espera de penumbras en el viejo bar (1980) y Esas oscuras presencias de todos los días (1998). El Premio Nacional de Literatura es, pues, un justo reconocimiento a la calidad literaria de este autor dominicano. Congratulaciones.

ESPECULACIÓN COMERCIAL 

La especulación con los precios de muchos artículos de gran demanda es inocultable. El ajo, por ejemplo, se vende a 140 pesos la libra, un precio siete veces por encima de los 27 pesos que debe costar. Especulación similar afecta la leche, que se vende a 95 pesos cuando debe costar 45, y el café, cuyo sobre muchos colmados expenden por encima de los 20 pesos. Hay grupos en posición dominante que abusan con el consumidor.

Algunas bajas en precios de rubros agropecuarios se deben a razones coyunturales, de abundancia en la oferta, pero sus precios no se corresponden con lo que deberían ser por la caída de costos de producción derivada del abaratamiento de los combustibles. La especulación está agravando aún más la calamitosa situación en que se encuentra el poder adquisitivo de la gente.

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