Reflexiones de nuestro tiempo ¿Ventanas de esperanzas en las heridas del siglo XXI?…

Reflexiones de nuestro tiempo ¿Ventanas de esperanzas en las heridas del siglo XXI?…

Siglo XXI, aquella terraza de luz que parpadea.
Millones de seres humanos, con un mínimo de estabilidad social, cada cierto tiempo como un reloj de la memoria, deben pensar sobre la seguridad individual y la de los suyos, premisa y factor esencial para asumir el tiempo que hoy se vive…
Se agotan los modelos de gobernalidad posible y las viejas esperanzas del capitalismo pleno, con su desarrollo desigual según contextos geográficos (la teoría de las periferias que no cambian, inmutables), aquel capitalismo pujante que echó su pulso de supremacía en guerra fría, comienza a mostrar, en su ejercicio cotidiano, una debilidad de canon moral interior que le corroe, que le destruye paulatinamente.
1 / DEL VIEJO COMUNISMO UTÓPICO O LA HEGEMONÍA USA Y SUS INCERTIDUMBRES.
Con la caída del Muro de Berlín, 1989, símbolo básico para contar el discurrir de un tiempo histórico, uno de los aliados tácticos de la Segunda Guerra Mundial, la antigua Unión Soviética, sucumbía ante las torpezas y los criterios de una utopía autoritaria responsable en su fervor de miles de crímenes e historias personales inverosímiles y patéticas, que luego han dado motivo a novelas excelente y brillantes películas : de ese modo occidente accedió a la constitución interna asombrosa y tétrica, de la Unión Soviética por dentro: había nacido en su empeño de ser modelo, con el veneno que la extinguiría en su seno.
Se tiene memoria fresca de las guerras de los espías, de los complejos industriales militares de las litigantes facciones mundiales
(URRS- USA ). Se hizo famoso el equilibrio del terror, aquel conteo macabro de ojivas nucleares que hizo famosa la crisis de Cohetes de 1962, donde Cuba fue un actor diplomático mudo y títere.
Huelga reafirmarlo, ahora en la curva sangrienta del corazón herido del siglo XXI: al caer la URSS se pretendió inventar la teoría de que a falta de un mundo de rivalidades bipolares (léase con la literarildad sicológica requerida para el caso ), el Capitalismo y sus símbolos norteamericanos, habían vencido al Satán de la oscura cortina de hierro, denominación Churchilliana alguna vez en el Congreso norteamericano para referirse al proyecto de Stalin en la URSS.
No hubo fin de la historia, en cambio lo que sí hubo fue prolongación de una hegemonía del aliado más fuerte de la Segunda Guerra Mundial de 1945, cuyos métodos y manejos del poder mundial tampoco han sido tan inocentes, como aún su actual propaganda pretende hacernos ver. Así las cosas, China emerge como un posible sustituto hegemónico con un sistema a dos velocidades : la vieja (herencia del timonel Mao ) y la nueva forma capitalista de consumos y estilos de vida para una élite que chocan a diario con las formas autoritarias de las viejas formas del poder controladas por un partido único, el Partido Comunista Chino.
Pero la unipolaridad mundial que tiene como líder a los Estados Unidos, comienza a dar signos claros de que la guerra y la descomposición del Medio Oriente tienen consecuencias internas que la actual campaña electoral entre Hillary Clinton (Demócrata) y Donald Trump (Republicano) ilustra en lo referente a la visión definitiva para regir aquella nación, aún eje del poder mundial.
Desde final de la Segunda Guerra Mundial (con el protagonismo norteamericano del Plan Marshall en Europa) el consensus bipartidista entre Demócratas y Republicanos, en cosas esenciales, han tejido la concreción de ese liderazgo mundial.
George W. Bush, cuya torpeza e ignorancia supongo que inspira a Donald Trump, sabía guardar formas republicanas como responsable ideológico (sus asesores conservadodores ortodoxos) de las consecuencias de la Guerra en Irak.
Donald Trump, en cambio, marca la diferencia como un candidato del siglo XXI de Norteamérica, dispuesto a desestabilizar aquel antiguo consensus partidario de demócratas y republicanos y ese elemento hacia el futuro, gane la nominación o no la gane; gane la presidencia o no la gane, será importante en la visión norteamericana hacia el exterior.
2 / TERROR ISLÁMICO, ELECCIONES NORTEAMERICANAS-2016 Y AGENCIAS DE INTELIGENCIA.
Francia y los Estados Unidos de América tienen una vieja relación con el Islam como religión, de tal modo que en esos dos países dicha religión tiene formas institucionales sólidas e implantadas, por la práctica de sus nacionales de origen.
Como era de esperarse, en los Estados Unidos un amplio sector de la Comunidad Afro-Americana para diferenciarse a fondo de los modelos religiosos nacidos allí en 1844, el despertar del protestantismo en sus diversas corrientes (Prebisterianos, Metodistas, Episcopales, Moravianos Adventistas) hizo causa común con una versión del Islam que le predicaba directamente sobre sus problemas de segregación, especialmente a los convictos carcelarios. Fue el caso del gran líder Malcom X y el recién fenecido Mohamed Ali, antes Cassius Clay.
La reciente masacre de Orlando, perpetrada la madrugada del 12 de junio, reivindicada por un musulmán confeso, ha generado un debate interesante, propio de los futuros debates de este siglo: ¿Cómo diferenciar ante la opinión pública a los musulmanes de la sangre y el terror de los musulmanes no contaminados, quienes solo ejercen el carácter y la inspiración espiritual de esta milenaria religión?…
Una reflexión de nuestro tiempo, profunda, indica que los cuerpos de inteligencia en su deber de descubrir tramas y conspiraciones nacidas en las mezquitas, no tienen más remedio que infiltrar para prevenir, al margen de todo respeto por el credo.
El efecto visual de estas masacres civiles (que no se diferencian de aquellas hechas en avión en lugares lejanos donde mueren inocentes sin visibilidad internacional ) generan debates políticos y en la actualidad hay una brecha que se agiganta en las visiones demócratas y republicanas sobre el tema, aunque en el caso de los republicanos hay una línea Trump y otra más moderada cerca a los propios demócratas. Habrá que tener en cuenta, que Donald Trump sigue siendo no confiable para republicanos apodados en inglés: Never Trump (Nunca Trump).
En resumen, el tema de la seguridad nacional con el trasfondo de la amenaza del terrorismo islámico ejerce presión clara en la campaña electoral norteamericana y el drama delicado es no insultar a creyentes pacíficos, que son millones, como si fueran generadores de muerte y barbarie, como se ha visto hasta el momento.
En las heridas del siglo XXI, ese miedo global que se robustece cuando los aviones que nos transportan no tienen seguro destino, este debate será trascendente.
Entonces ¿será posible construir una acielada ventana de esperanza en un siglo tan joven y moribundo al mismo tiempo? (CFE)

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