Una reforma laboral concebida solamente para perjudicar a los trabajadores y beneficiar a los empresarios terminaría en el fracaso, afirmó el experto laboral argentino Armando Caro Figueroa. A su juicio, aunque el empresariado tuviese poder político para imponer una reforma con esas características, un cambio en las relaciones de poder echaría para atrás tal despropósito.

El experto insistió en que una modificación al Código de Trabajo que tenga una sola dirección, y que permita que los empresarios ganen cada vez más dinero y se lo lleven a sus casas, no es correcta. Sin embargo, para lectura de los sindicatos sugiere suma cautela cuando se discuten los derechos adquiridos, pues resultaría injusto que, con tal de mantenerlos, se acepte que se reduzcan las reivindicaciones de los empleados que se contraten en el futuro.

“De lo que se trata es de reformar aquello que se tiene que reformar, buscando consenso en los sectores; pero el problema es que muchas veces se ve la reforma solo desde los tecnicismos jurídicos. “En realidad, las reglas legales de los contratos de trabajo tienen que tener sintonía con las condiciones económicas y monetarias de los países, y con la visión de desarrollo económico que tengan los estados”, destacó.

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