Desde que estalló el escándalo de sobornos de Odebrecht, que la Marcha Verde convirtió en bandera de lucha para exigir el fin de la corrupción y la impunidad, el nombre de Reinaldo Pared Pérez ha estado sonando de manera insistente junto a la distinguida compañía de Cristina Lizardo, Leonel Fernández, Abel Martínez, Hipólito Mejía y más recientemente el presidente Danilo Medina, entre los que tienen que ser incluidos en un expediente acusatorio que los verdes consideran incompleto, pero parece que la mención de su nombre en el manifiesto leído por María Teresa Cabrera tras la multitudinaria marcha del pasado domingo colmó su paciencia. El presidente del Senado convocó el pasado jueves una rueda de prensa de urgencia, en la que se hizo acompañar del vicepresidente de esa cámara Dionis Sánchez, en la que retó a la dirigencia de la Marcha Verde a que lo someta a la justicia si tiene pruebas de que ha cometido actos dolosos en el Senado o que se ha beneficiado de los sobornos que admitió haber pagado la constructora brasileña. ¿Qué respondió la Marcha Verde? Que no ha dicho que tiene pruebas en su contra sino pedir que se le investigue, dada la cantidad de contratos de Odebrecht que pasaron por sus manos. Y eso lo sabía Pared Pérez, como sabía también que ni los dirigentes de la Marcha Verde ni ningún otro ciudadano está en capacidad de recopilar eficientemente las pruebas, si acaso existieran, que permitirían demostrar que cometió algún delito en el desempeño de sus funciones, pues esa es competencia y responsabilidad del Ministerio Público. Pero eso no le quita el sueño al Secretario General del PLD, un político 4×4 que puede cruzar cualquier lodazal sin que se le ensucie el ruedo de los pantalones.