REPORTAJE
Trujillo: ¿murió a
balazos o arrollado?

<STRONG>REPORTAJE <BR></STRONG>Trujillo: ¿murió a <BR>balazos o arrollado?

Ahora que se aproxima el 50 aniversario de la muerte del dictador Rafael Trujillo Molina, la ocasión es propicia para esclarecer las verdaderas circunstancias en que se produjo; si fue por causa de los disparos hechos en su contra o atropellado por uno de los carros ocupados por los conjurados.

Esto así en virtud de que se conocen dos versiones diferentes sobre cómo murió Trujillo, una de ellas difundida por Antonio Imbert Barreras, el único sobreviviente de los siete conjurados que estuvieron presentes en la hoy autopista 30 de Mayo la noche que Trujillo fue ajusticiado.

La otra versión fue la que el conjurado Huáscar Tejeda Pimentel le dio a su esposa Lindín González a pocas horas de producirse el atentado, la cual ha sido refrendada por Miguel Ángel Bissié, ciudadano español que formó parte de la conjura debido a su estrecha amistad con el principal complotado Antonio De La Maza.

La versión en que coinciden la viuda de Tejeda Pimentel y Bissié es reforzada por una revelación hecha por Ramfis Trujillo en una entrevista que se le hizo en 1966 para la revista venezolana Elite, cuyo texto integro aparece en el libro de Bernardo Vega titulado “La Muerte de Trujillo”.

Según Imbert Barreras, Trujillo cayó abatido por un balazo que él le hizo en el momento en que el tirano se movía por detrás de su carro, instantes después que De la Maza lo impactara con otro disparo.

La señora González viuda Tejeda Pimentel reveló que su esposo le relató que él atropello a Trujillo con el carro Oldsmobile que conducía, tras una advertencia que le hizo su acompañante en dicho automóvil, Pedro Livio Cedeño.

Bissié narró por su parte que esa misma versión sobre la muerte de Trujillo la obtuvo de parte de los tres conjurados que se encontraban prisioneros junto con él en la cárcel de El 9, o sea el propio Tejeda Pimentel, Cedeño y Salvador Estrella Sadhalá, quienes estuvieron presentes en el lugar donde el dictador murió, razón por la cual debe verse apegada a los hechos y digna de ser creída.

El hecho de que Bissié y Tejeda Pimentel no fuesen amigos ni conspiraron juntos para matar a Trujillo, y que a más de eso se conocieron en la cárcel, hace más creíble su testimonio al respecto.

En la aludida entrevista que Ramfis Trujillo ofreció al periodista José Suárez Núñez, de la revista Elite, éste le preguntó lo siguiente:

“¿Es cierto que estaba desfigurado el rostro (de Trujillo)?”

La respuesta del hijo del dictador fue la siguiente:

“No es cierto. Sí presumo que la perforación que tenía debajo de la barbilla fue un tiro de gracia. Tenía otros cinco disparos, pero el más grave lo tenía debajo del estómago. El brazo y la mano izquierda estaban como triturados al parecer no por la maletera del automóvil, sino por las ruedas de un automóvil.”

Esta versión de Ramfis Trujillo no deja la menor duda de que, ciertamente, el cuerpo de Trujillo fue impactado o atropellado por un automóvil, y el único carro que lo podía hacer conforme al desarrollo de los acontecimientos de esa noche memorable, era el conducido por Tejeda Pimentel.

Es un hecho cierto que los carros ocupados por Trujillo y por quienes lo persiguieron para matarlo, pasaron frente al ocupado por Tejeda Pimentel y Cedeño.

Tejeda Pimentel permanecía estacionado en la autopista con la misión de interceptar el carro de Trujillo conducido por el capitán Zacarías De la Cruz cuando Imbert Barreras le hiciera los cambios de luces previamente acordados y practicados.

La intercepción del carro ocupado por Trujillo no se produjo por causa de que Imbert Barreras no hizo los cambios de luces en la forma establecida, o porque Tejeda Pimentel y Cedeño no los vieron, talvez porque se descuidaron debido al largo retraso en la salida de Trujillo hacia San Cristóbal.

Después que los carros de Trujillo y de los conjurados pasaron frente a ellos, fue que Tejeda Pimentel y Cedeño decidieron poner en marcha su vehículo en dirección este a oeste, al escuchar los primeros disparos hechos por Antonio De la Maza y Amado García Guerrero contra Trujillo y su carro.

En vista de que los hechos ocurrieron con tanta rapidez, Tejeda Pimentel y Cedeño llegaron al escenario del tiroteo poco después que el carro de Trujillo se detuvo y el conducido por Imbert Barreras se devolvió, y quedó estacionado con el frente hacia la ciudad capital, iniciándose la balacera entre el perseguido y su chofer, de una parte, y de la otra los conjurados que decidieron matar al dictador.

Trujillo y su chofer se desmontan de su carro para hacerle frente a los conjurados, y mientras se produce el tiroteo, Tejeda Pimentel y Cedeño llegan al lugar en el carro que ocupan.

Si Trujillo se movía por la parte trasera de su vehículo, Tejeda Pimentel y Cedeño lo pudieron ver perfectamente ya que las luces de su carro estaban encendidas, lo que también permitió a De la Maza y a Imbert Barreras distinguir mejor a Trujillo desde la posición que ocupan parapetados de su carro.

Conforme la versión de la señora González refrendada por Bissié, Cedeño le advierte a Tejeda Pimentel que Trujillo se escapaba y le pide impedírselo. Es lógico que Tejeda Pimentel solamente podía detener a Trujillo con el carro que manejaba y es entonces cuando decide embestirlo y atropellarlo.

Es perfectamente posible que coincidieran en el mismo instante los disparos sucesivos hechos por De la Maza e Imbert Barreras contra Trujillo y la acción de Tejeda Pimentel de arremeter con su carro al dictador, lanzándolo violentamente al pavimento y aplastando con una de las gomas delanteras del vehículo la mano y el brazo izquierdo de la víctima.

Semejante hipótesis es la única que puede hacer coincidir las versiones ofrecidas sobre el momento en que Trujillo muere, en vista de las diferentes y mortales heridas de bala que presentaba su cuerpo, así como las graves y también mortales lesiones que recibió en su mano y brazo del lado izquierdo.

Es fácil suponer que cualquier persona muere al ser atropellado por un carro bastante pesado como un Oldsmobile de los años 50, mucho más cuando un neumático de dicho carro le cae encima y tritura una de sus extremidades superiores.

En los 50 años transcurridos desde esa noche del 30 de Mayo de 1961, el tema relativo a las circunstancias en que se produjo realmente la muerte de Trujillo, jamás se ha debatido, aunque sí se ha escrito bastante sobre la trama para matarlo.

Esclarecer los detalles del momento en que Trujillo muere y a quien o quienes les corresponde atribuirle la autoría de su muerte, debería ser una tarea a realizarse, mucho más que Imbert Barreras está vivo y lúcido.

Reconstruir aquel instante estelar en la historia dominicana, en nada desmeritaría la proceridad de aquellos siete hombre que se reorganizaron rápidamente en el atardecer del 30 de mayo de 1961 para matar al temido y poderoso hombre fuerte del país que durante 31 años regía a su antojo los destinos nacionales.

Para decidirse a una acción de naturaleza tan riesgosa, se necesitaba de muchísimo coraje personal y arraigados sentimientos patrióticos, en vista de que ellos se exponían a morir en la acción o a consecuencia de ella y, como si eso fuera poco, exponer a toda clase de sufrimientos a sus hijos, sus esposas, sus hermanos y sus padres, tal como en efecto ocurrió.

El único de los siete conjurados que resultó herido de gravedad aquella noche fue Pedro Livio Cedeño, y en la reconstrucción de los hechos se determina que él no hizo un solo disparo, lo que pone de manifiesto el rol estelar que cada uno de los siete conjurados desempeñó en la materialización de esa gesta, sin tomar en cuenta si dispararon o no.

A más de eso, varios otros de los conjurados que no estuvieron presentes en la emboscada a Trujillo murieron mientras guardaban prisión como Miguel Angel Báez Díaz y un hijos suyo, en tanto que Modesto Díaz y Luis Manuel Cáceres Michel fueron asesinados personalmente por Ramfis Trujillo; mientras que Tejeda Pimentel, Estrella Sadhalá, Cedeño y Pastoriza, corrieron la misma suerte por haber estado en el lugar del tiranicidio la noche del 30 de mayo.

Otros que fueron asesinados por pertenecer al complot fueron los hermanos Ernesto, Pablo, Mario y Bolívar De la Maza, así como Segundo Imbert Barreras, hermano de Antonio, y Papito Sánchez Sanlley, quienes estaban presos en La Victoria desde mucho antes de la muerte del dictador. Otras víctimas fueron el general José René Román Fernández y su hermano “Babìn”, quien decidió suicidarse para evitar la repetición de las torturas previamente padecidas, tal como lo hizo también el doctor Robert Reid Cabral.

Quienes vivieron y conocieron en sus aspectos más represivos aquel régimen, saben de sobra el temor rayano en el terror que Trujillo causaba incluso a buena parte de sus colaboradores más íntimos y leales, y de eso estaban plenamente conscientes los que tramaron su muerte.

Todo eso significa que la reconstrucción detallada del instante en que Trujillo cae abatido y a causa de qué se produce su muerte, no disminuiría en lo más mínimo los merecimientos y la exaltación patriótica de quienes participaron directamente en el hecho, así como tampoco la de aquellos que formaron parte activa de la trama pero que no estuvieron presentes en la autopista la noche en que el tirano fue ajusticiado, como en los casos del general Juan Tomás Díaz y de Luis Amiama Tió.        

“Yo le di un balazo”

Antonio Imbert Barreras

El único de los ajusticiadores del dictador Rafael Leonidas Trujillo que vive  es el general (R) Antonio Imbert Barreras. Formando  parte de la conjura, condujo uno de los autos  utilizados por ellos en la hoy   avenida 30 de Mayo la noche del Tiranicidio y llegó a dispararle  a dictador  que fue baleado previamente por Antonio de la Maza, de acuerdo con su testimonio.

“Estaba triturado”

Ramfis Trujillo

Después  de  ajusticiar a los héroes, el hijo del dictador Ramfis Trujillo se fue del país y ofreció declaraciones a  medios  internacionales. Entrevistado por el  periodista José Suárez, de la revista Elite de Venezuela,  dijo  que el rostro de su padre no estaba desfigurado, pero que “el brazo y la mano izquierda estaban como triturados por las ruedas de un automóvil”.

“No lo podía dejar ir”

Huascar Tejeda Pimentel

Estando  en el lugar de los hechos,  esperaba un cambio de luces que nunca llegó para acercarse. Sin embargo escuchó un intercambio de disparos  que le sirvió de señal. Avanzó  en el auto en el que era acompañado por Pedro Livio Cedeño, quien advirtió queTrujillo  escapaba. Tejeda movió su Oldsmobile atropellando al  herido dictador.

“Le dio el tiro de gracia”

Antonio de la Maza

Fue el primero en disparar a Trujillo. Lo hizo con una escopeta que había sido recortada por Manuel de Ovín Filpo. Una bala, que penetró por la axila  de su brazo izquiero, tenía todas las características de ser fatal. Sin embargo el tiroteo continuó, fue herido también por Antonio Imbert Barreras y el decidido ajusticiador de la Maza quiso asegurse. Disparó  “un tiro de gracia”.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas