República Dominicana/Canadá – ¿Qué pasa?

República Dominicana/Canadá – ¿Qué pasa?

Las relaciones diplomáticas entre nuestro país y la nación nórdica se establecieron en 1954. Las relaciones consulares existen desde mucho tiempo antes reflejando el comercio entre las dos naciones de ciertos productos tropicales exportados hacia Canadá y principalmente pescado del Atlántico y trigo desde las llanuras del oeste canadiense.

En 1972 por razones supuestamente económicas, Canadá cerró su Embajada en República Dominicana y las operaciones consulares (pasaporte, visados, etc.) fueron trasladadas originalmente a Barbados y posteriormente a Caracas, Venezuela, más adelante aún éstas fueron ubicadas en Puerto Príncipe, Haití. Hasta mediados de los años 70 los ciudadanos dominicanos podían ingresar a Canadá sin visa de ese país, estableciéndose entonces este requisito como resultado de irregularidades de parte de nuestros ciudadanos para ingresar a Canadá o usarlo como puente hacia los Estados Unidos.

En los años 80 Canadá nombró un Cónsul Honorario en Santo Domingo y la República Dominicana cerró su Embajada en Ottawa. Al inicio de los años 90, Canadá nombró un primer secretario a cargo de su representación en el país. En 1999 la República Dominicana reabrió su Embajada en Ottawa y nombró un personal idóneo en esa sede diplomática. Eventualmente y de manera progresiva, personal adicional fue nombrado por Canadá inclusive un Embajador a mediados de los años 90. Los asuntos de visados seguían manejándose a través de Haití.

Hace unos 10 ó 12 años Canadá estableció una Embajada con representantes para cumplir las diversas funciones y repatrió a Santo Domingo los servicios consulares con una digna presencia humana y física en un edificio de prestigio de la ciudad.

Recientemente, y he aquí el motivo del interrogante en cuanto a qué pasa entre las dos naciones:
– Canadá no ha tenido una Embajador designado en el país durante los últimos diez meses.
– Los servicios de visado fueron eliminados en su Embajada y una firma privada ha sido contratada para recibir la documentación necesaria para estos fines y tramitarla para su procesamiento a la ciudad de México.
– Canadá no ha estado satisfecha y así lo ha expresado con el tratamiento otorgado a dos importantes inversiones mineras de ese país en República Dominicana. Una resuelta “satisfactoriamente” después de arduas negociaciones (ejemplarmente llevadas a cabo por el gobierno dominicano) y la otra acaba de anunciar su venta a un “grupo” hasta ahora no reconocido en el mundo de operaciones mineras.
– La situación del programa de regularización de extranjeros actualmente en su fase de culminación no ha sido del agrado de Canadá, en respuesta al más de medio millón de ciudadanos haitianos actualmente residentes en dicho país.
– No obstante la excelente representación de nuestra embajada en Canadá, los canadienses han expresado su inconformidad por el nombramiento de casi cincuenta per- sonas en dicha embajada, la mayoría de las cuales no son aceptables diplomáticamente.
– Discusiones de varios años para el establecimiento de un acuerdo de libre comercio entre los dos países fueron’ abruptamente suspendidas cuando la delegación canadiense que nos visitaba a fin de concluir dicho acuerdo ni siquiera fue recibida por nuestras autoridades.

Las relaciones República Dominicana y Canadá son importantes para nuestro país. Significativas inversiones en la minería, una de las principales fuentes del turismo que nos visita, una tradicional relación religiosa con misioneros canadienses y congregaciones religiosas, un significativo grupo de dominicanos principalmente médicos y otros profesionales que han recibido su educación y entrenamiento en Canadá.

Ojalá que nuestra dinámica Cancillería y la canadiense se dispongan a enmendar cualquier diferencia, si existen, en pro de unas relaciones que deben ser fortalecidas cada día.

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