Respeto; responsabilidad por las propias necesidades

Respeto; responsabilidad por las propias necesidades

«Liberarnos de las expectativas de los demás, volver a nosotros mismos,
ahí descansa el singular poder del autorespeto». Bert Hellinger

El respeto comienza en la conexión con el propio cuerpo, ya que en él se registran todas nuestras necesidades. El psiquiatra y psicólogo estadounidense Abraham Maslow, padre de la psicología humanista creía que la satisfacción de las necesidades nos conduce a sentimientos de autoconfianza, autoestima, valía, fuerza, capacidad y suficiencia, de ser útil y necesario en el mundo.Satisfacer nuestras necesidades es un asunto vital.

Todo acto de amor inicia en el respeto. La principal razón de no atender las necesidades propias descansa en el hecho de poner las necesidades de los demás primero que las nuestras. De este modo, ambas partes pierden.El escritor y pedagogo español Baltasar Gracián decía: “Respétate a ti mismo, si quieres que otros te respeten.”

Ponernos a nosotros en segundo plano, para poner primero a otros, es un acto de irresponsabilidad que sale caro. Quien se respeta sabe verse a sí mismo primero, y pone límites firmes a los demás. El poeta estadounidense Henry Wadsworth Longfelow dijo: “El que se respeta a sí mismo está a salvo de otros. Viste una armadura que nadie puede perforar”.

Aunque la persona que se siente irrespetada no siempre se dé cuenta, la crítica, la culpa y la queja es otra manera de colocar al otro antes que a sí mismo. Al hacer esto, la persona se debilita y queda sin fuerzas para atender lo que realmente necesita. El pensador indio Mohandas Gandhi decía: “No pueden quitarnos nuestro autorespeto, si no se lo damos”.

La escritora norteamericana Joan Didion dice: “La disposición a aceptar la responsabilidad de nuestra propia vida, es el origen de donde surge el autorespeto”.En una sociedad como la nuestra, el autorespeto no es bien visto. Solemos destacar los defectos por encima de las virtudes. La mayoría hemos vivido la experiencia de sentirnos incómodos (a) al recibir un halago, y terminar casi disculpándonos, dando explicaciones, o regresándole los créditos al otro, como si no mereciéramos ser reconocidos.

Tenemos la imagen equivocada de que respetarnos, valorarnos, amarnos y estar a gusto con nosotros mismos nos separa de la gente que queremos. Sentir respeto por sí mismo no convierte a nadie en una mala persona, sino en alguien responsable. ¿Cómo podemos tener una buena relación con alguien a quien no respetamos? El respeto es el principio que sostiene el amor. Si no nos respetamos, se hace difícil amarnos, y si no nos amamos no podemos sentir estima y aprecio por nosotros mismos.

Cuando alguien ocupa su energía en exigir, reclamar o pedir respeto, solo está mostrando las heridas que se causó a si mismo al entregar su poder a alguien o a algo. Esa manera es equivocada, ya que nadie puede devolver lo que no le pertenece. De este modo, se genera un incesante circulo vicioso donde se continua exigiendo a otros, el respeto que solo la propia personapuede devolverse a si misma.

Donde está la herida también está la solución. Reconocer que solo nosotros podemos quitarnos el respeto nos confiere un gran poder. Ese es el principio del ho’ oponopono que significa «rectificar un error”, o «hacerlo correctamente”, y que utiliza 4 palabras para sanar las heridas: Lo siento, Perdóname, Te amo, Gracias.

Si algún recuerdo te hace sentir cualquier malestar, acógelo y pide a Dios que limpie las memorias que lo están generando. Podrías decir algo como: “Miro mis memorias con amor, y estoy agradecido (a) por la oportunidad de liberarlas a ellas y a mí”.Puedes repetir este “tratamiento” el tiempo que sea necesario.

El matemático inglés John Herschel escribió: “El autorespeto es la piedra angular de todas las virtudes”.En poco tiempo verás cambios considerables. Sentirás como recobras tus fuerzas, y poco a poco tu pasión por la vida irá en aumento. El respeto por uno mismo es una llave que abre la puerta a innumerables bendiciones.

 

 

 

Publicaciones Relacionadas