Miembro de una familia que aprecio y traté antes de él nacer, el ministro de Defensa, teniente general ERD Rubén Darío Paulino Sem, diseña con su Estado Mayor, un plan para controlar lo más óptimo posible el flujo de haitianos que cruzan, clandestinos e indocumentados, la frontera de 391 kilómetros que nos divide del incordioso vecino haitiano.
Conjuntamente con Migración, Salud Pública, Aduanas, Agricultura, el Ministerio de Defensa investiga a cada una de las haitianas parturientas que en tropel, cada vez más grande, ingresan a territorio dominicano para alumbrar sin costo, que supone un gasto indebido superior a los RD$5 mil millones anuales.
Listín Diario editorializó el 30 de agosto reciente censurando que mientras a las parturientas dominicanas se les exige seguro, las haitianas, ilegales por demás, alumbran sin costo alguno, una de las viceversas de nuestro insólito país, la primera versión de Félix María del Monte, la segunda, de Manuel Arturo Peña Batlle.
Un sondeo insertado en El Nacional del 29 de agosto reciente, dice que un 60% entiende que hay un real propósito gubernamental de controlar el tráfico clandestino e ilegal por la frontera.
Mafias que traen las parturientas desde Haití, es la denuncia permanente, desde hace mucho tiempo, y como lo mucho es demasiado y lo demasiado hasta Jehová lo ve, precisa proceder a conjurar esa anómala situación, extendida a regular la población haitiana ilegal, para evitar una tragedia que se vislumbra inexorable.