Revolución impositiva

Revolución impositiva

Con nuevas estadísticas el Banco Mundial actualizó su diagnóstico sobre la economía dominicana, nos dice que la crisis fiscal es una crisis de ingresos y que las arcas públicas son de las más débiles de América Latina.
En recaudación estamos muy por debajo de países parecidos al nuestro, estimando la brecha en 7% del PIB, es decir, en $5,253 millones de dólares anuales, que atribuye a bajas tasas impositivas efectivas e impuestos indirectos, acompañados de modestos roles de impuestos personales, con un umbral de exención relativamente alto, e impuestos corporativos, con empresas de zonas francas beneficiándose de exenciones.
Las informaciones no son nuevas, Magín Díaz las proporcionó cuando habló ante la membresía de la Cámara Americana de Comercio, y recientemente agregó que empresas de zonas francas no pagaban Impuesto Sobre la Renta, lo que no se justificaba. Planteamientos que apoyé por tres razones, al igual que la decisión de la DGII de gravar de manera definitiva con una tasa de 10% los dividendos y utilidades realizados por esas empresas.
Uno, las que ganen dinero, por obligación moral deben contribuir con el Fisco. Dos, la decisión se apoyó en la Ley 253-12, que condiciona el impuesto a que se pague en otro país miembro del DR-CAFTA, lo que sucede en Honduras y El Salvador. Y tres, porque no altera el tema de la doble tributación que eliminó el Código Tributario de 1992.
Solo falta que Danilo Medina se atreva, tome la decisión política de hacer una revolución impositiva moviendo tasas y bases, como Balaguer comenzando la década de los noventa, la historia económica lo recoge como su principal contribución. La brecha de ingresos comenzará a reducirse cuando se eliminen distorsiones agregadas al Código Tributario por las seis reformas entre 2004 y 2012, permitiendo una mayor participación de los impuestos directos y progresivos, y eleve la presión fiscal. Que está muy lejos de la media de América Latina y países ricos de la OCDE, donde los impuestos representan un 21.3% y 34.1% del PIB, respectivamente.
Así también lo entiende el Banco Mundial, que citó, como ejemplo, la productividad del ITBIS (recaudación dividido por el PIB) que califica de extremadamente baja. Por cada 1% recaudamos solo 0.26%, es decir, la cuarta parte, lo que es inaceptable, en la Región superamos solo a México.
Con una metodología basada en el consumo calculé que del ITBIS potencial recaudamos solo 7%, y como en 2017 el gasto tributario será 3% del PIB, por fraudes se perdería 8%, incluyendo elusión (puertas traseras por las que con argucias escapan multinacionales, principalmente). Porcentaje que la DGII está reduciendo con un trabajo constante, lo dicen estadísticas de cobro recientes. El cálculo puede repetirse para el impuesto sobre la renta y es peor la pérdida.
Si se quiere eliminar la pobreza extrema, reducir la general y redistribuir ingresos, Danilo debe iniciar el proceso de reforma fiscal en las primeras semanas del 2017, entregando al Conep y a la oposición política, para discusión y decisión, una propuesta con su estudio de economía política. La que finalmente será apoyada por las partes, porque, además, nadie sabe si Trump cumplirá su promesa de la rebaja general de impuestos, a las sociedades de 35% a 15%, lo que afectaría nuestra recaudación.

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