Riqueza a costa de más pobreza

Riqueza a costa de más  pobreza

El excelente desempeño económico que tuvo el país entre los años 2000 y 2011 no tuvo efectos positivos en la calidad de vida de la población y, por ley de reciprocidad, lo que hizo fue profundizar la brecha social que separa a ricos y pobres. El Banco Mundial asegura que en ese período el PIB per cápita creció aproximadamente 50%, pero la mayoría de los 10 millones de habitantes no pudo beneficiarse de esa bonanza. En términos reales, una mayor riqueza económica se tradujo en mayor pobreza para los individuos.

Con su informe “Cuando la prosperidad no es compartida: Los vínculos débiles entre el crecimiento y la equidad”, presentado ayer, el Banco Mundial pone en serio entredicho los programas de lucha contra la pobreza que desde 2000 hasta 2011 han llevado a cabo los gobiernos del país. De ahí se desprende que la pobreza crónica sigue siendo alta y que la pobreza moderada solo haya logrado una disminución insignificante.

La inequidad alimentada por el crecimiento económico ha sido tal, que una tercera parte de la población sigue en la pobreza a pesar de tener capacidad para generar ingresos mayores. En buen castellano eso significa que el crecimiento de la economía solo ha servido para ahondar y ensanchar la brecha entre los pocos que tienen demasiado y los muchos que tienen muy poco o nada.

Buenas notas en los ODM

Aunque la pobreza extrema sigue siendo el clavito en el zapato de las políticas sociales del Gobierno, algunas metas logradas en los Objetivos del Milenio (ODM) nos sacan las castañas del fuego. En ese renglón hemos reducido la subnutrición, erradicado el sarampión, reducido la incidencia del VIH y el deterioro del ambiente, y son menos las viviendas precarias y más las que tienen acceso al agua y a tecnologías de comunicación.

El balance que de nuestro desempeño en los ODM saca el PNUD nos deja con calificaciones aceptables en los renglones señalados y en otros de gran impacto social. Pero el impacto de las políticas oficiales nuevamente fue decepcionante en el ámbito más relevante en términos sociales. Hay una pésima distribución de los beneficios que de manera sostenida ha logrado la economía durante muchos años. La pobreza es nuestro talón de Aquiles.

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