Recordar cómo Mariano Rivera recibió la oportunidad de llegar a las Grandes Ligas siempre es pertinente.
Un buscatalentos de los Yanquis de Nueva York lo vio jugar por primera vez en 1988, durante un torneo juvenil en Panamá. Entonces, Rivera era un campocorto de 17 años, y Herb Raybourn no vio nada especial y le pasó por alto.
Dos años después, Raybourn regresó al país para otro torneo cuando recibió una llamada para que viera un lanzador. Aceptó dirigirse a Puerto Caimito, el pueblo de pescadores al oeste de la capital panameña donde nació Rivera.
«Hizo nueve lanzamientos. Fue más que suficiente con esos nueve lanzamientos», contó Raybourn en una entrevista con The Associated Press.
Rivera firmó con los Yanquis, su único equipo en las mayores. La cifra es objeto de divergencia hasta la fecha. La familia de Rivera dice que lo hizo por 3.500 dólares, Raybourn –quien falleció en 2017 — mencionó que fueron 3.000, y en los registros de Grandes Ligas se consignan 2.500.
Fue la mejor inversión posible.
Rivera es considerado como el mejor cerrador de los tiempos. Los recelos de los votantes sobre el impacto de los relevistas y su reducida carga de trabajo se rinden ante el dominio que ejerció el derecho. Su total de 652 salvamentos es el más alto de la historia y fue seleccionado para el Juego de Estrellas en 13 ocasiones.
Más trascendental, acumuló 42 salvados en 47 oportunidades en la postemporada, firmando una efectividad de 0.70, contribuyendo más que nadie que los cinco campeonatos que los Yanquis conquistaron durante su trayectoria de 19 años.
En la víspera del anuncio de los resultados de la Asociación de Cronistas de Béisbol de Norteamérica (BBWAA), la elección de Rivera al Salón de la Fama se da por descontada
El suspenso en torno a Rivera apunta a otros sentidos.
Rivera seguramente será elegido en su primer año de elegibilidad y con el porcentaje más elevado para un relevista, por encima de los recibidos por Goose Gossage, Trevor Hoffman y Bruce Sutter. La cuestión está en si logra ser el primer pelotero en ser elegido por unanimidad en los 80 años de la votaciones o acaba con el mayor porcentaje, el 99,3% que Ken Griffey Jr. obtuvo en 2016.
En los pocos más de 200 votos que se habían publicado hasta el fin de semana, Rivera había sido mencionado en todos.
Esos resultados también indican algo inédito: la elección de dos latinoamericanos al mismo tiempo. El puertorriqueño Edgar Martínez, un bateador designado, excedía el 90%, por encima del 75% que es necesario para ser elegido. Este el décimo y último año de elegibilidad para Martínez en la papeleta.
La cifra de jugadores latinoamericanos en Cooperstown quedaría en 12 tras elecciones de la BBWAA y comités de veteranos.
Rivera se uniría a Rod Carew como el segundo panameño.
Martínez sería el quinto puertorriqueño, siguiendo los pasos de Roberto Clemente, Orlando Cepeda, Roberto Alomar e Iván Rodríguez. Los otros son los dominicanos Juan Marichal, Pedro Martínez y Vladimir Guerrero; además del venezolano Luis Aparicio y el cubano Tany Pérez.
Los cubanos Martín Dihigo, José Méndez y Cristóbal Torriente (2006) fueron seleccionados por un comité especial de las Ligas Negras.