El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, descarta ahora implementar un impuesto a la banca como prometió antes y después de llegar a Moncloa, pero mantiene el previsto sobre el diésel por ser contaminante.
En cuanto al impuesto a la banca, Sánchez aseguró que el único que llevará al Parlamento es el que grava las transacciones financieras, que es el previsto también por el anterior Gobierno del PP en línea con un acuerdo europeo para aplicar de forma moderada la llamada Tasa Tobin.
En contraste, ha mantenido el compromiso socialista de endurecer el impuesto sobre el gasóleo, por ser contaminante: «Este es un Gobierno ecologista».
El líder socialista no ha aclarado cuándo aplicará los nuevos impuestos y ha dado prioridad a la reforma de la Ley de Estabilidad para acabar con «la anomalía» del veto del PP en el Senado al techo de gasto y la senda de déficit.
Ha asegurado que esta reforma es necesaria para que pueda haber nuevos Presupuestos para 2019, pero se ha mostrado confiado en que los podrá presentar a finales de año para que puedan ser aprobados en marzo del próximo año. El Gobierno del PP ya anunció la aprobación de un impuesto a las transacciones financieras que se aplicaría junto con otros países de la UE, pero el presidente ha venido hablando desde su llegada al Gobierno de un tributo a la banca.