Santy Rodríguezexcelente dirección en tercer concierto

Santy Rodríguezexcelente dirección en tercer concierto

El tercer concierto de la Temporada Sinfónica, bajo la dirección de Santy Rodríguez, inició con la Obertura Trágica, Op. 81 de Johannes Brahms. Luego de componer su Obertura para un “Festival académico” Op. 80, de carácter alegre, Brahms compone como contrapunto su “Obertura Trágica” Op. 81, en la que su espíritu romántico y melancólico expresa un momento de infortunio.
Escrita en forma de sonata, sus tres movimientos desarrollan dos temas, uno trágico y otro más lírico. El director imprime un ritmo ágil, la música fluye, las trompas destacan con energía junto a la armonía de las cuerdas, la madera y las puntuales intervenciones de los metales.

Evidentemente, Santy Rodríguez muestra, desde los primeros compases, que es un joven director de talento. El público aplaudió largamente esta hermosa obertura.
La gran atracción de la noche fue sin duda el concierto para trompeta y orquesta de Joseph Haydn interpretado por el reconocido trompetista costarricense José Sibaja.

Este concierto en Mi bemol mayor, joya del clasicismo y único del compositor, significó en la historia de este instrumento el paso de la antigua a la cromática de hoy. Escrito en forma de sonata, el primer movimiento “Allegro” inicia con una introducción de la orquesta que presenta los temas principales, interviene la trompeta con toques fuertes y dos arpegios a modo de fanfarria.

En el “andante”, el solista canta con cálidos sonidos una melodía lírica, y en el “finale” en forma de “rondó” de carácter virtuosístico, José Sibaja exhibe buena técnica, expone con frases melódicas ricas, y fanfarrias de gran energía. El director, equilibrado, logró la armonía entre el solista y la orquesta, recibiendo finalmente el reconocimiento del público.

Pastoral. Luego del intermedio, fue interpretada la Sinfonía No. 6 Op. 68 “Pastoral” de Ludwig Van Beethoven, lo que significó un gran reto para el joven director Santy Rodríguez. Esta bellísima y extensa sinfonía que Beethoven tituló “Recuerdos de la vida campestre”, es más emotiva que propiamente descriptiva, y según palabras del propio compositor “es más expresión de sensaciones que pintura del paisaje”.

Beethoven acompaña cada movimiento de un pequeño comentario o subtítulo. El “allegro ma non troppo” o “Apacibles sentimientos despierta la contemplación de los campos”, es un tema alegre que exponen las cuerdas aterciopeladas, recrea el ambiente campestre.

El segundo movimiento “andante molto mosso” titulado “Escenas junto al arroyo” recrea paisajes sonoros, los violines, violas y cellos sugieren el suave rumor de las aguas, finaliza el movimiento con cantos de aves, la flauta imita al ruiseñor, el oboe, la codorniz, el clarinete, el cuco, cada motivo es expuesto con gran belleza por los diferentes instrumentistas.

En el tercer movimiento “allegro” -“Alegre reunión de campesinos”- aparece un ritmo de danza a modo de “scherzo”, con melodías rústicas y ritmos alegres, en el que predominan los vientos… presagian la tormenta.

Sin pausa entre movimientos, los tres últimos es un todo musical continuo, llega “La tormenta”, con fuerza descriptiva y efectos orquestales formidables, escuchamos el sonido tormentoso del viento, de truenos y relámpagos, finalmente vuelve la calma, “Canticos de alegría de los pastores después de la tormenta”.

El director, equilibrado, impone la progresión del “tempi” de los tres últimos movimientos encadenados, logrando el apoteósico fin. Tras el final se escucharon los prolongados aplausos.
Definitivamente fue una noche musical exquisita.

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