Berlín. El titular de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, reiteró hoy su rechazo a una nueva quita de la deuda pública de Grecia y recordó la necesidad de que Atenas cumpla con sus compromisos e implemente las reformas.
“Con una quita desaparecen también las exigencias”, pues “una cosa va ligada a la otra”, argumentó el ministro en Stuttgart (sur) durante la jornada de la iglesia protestante, un foro de discusión que se celebra cada dos años y al que están invitados a debatir y reflexionar interesados de todos los orígenes y credos.
Al igual que ocurre en la normativa sobre insolvencia en el sector privado, en el caso de un endeudamiento público extremo también existen acuerdos entre acreedores y deudores, explicó en una intervención especialmente didáctica dado el contexto.
En países más pobres como Nepal, una quita podría ser factible como caso aislado, pero en la Unión Europea, Grecia paga “por su deuda pública una tasa inferior a, por ejemplo, Alemania, gracias a la responsabilidad solidaria del resto de estados miembros de la zona euro».
Por eso también Atenas debe cumplir con su compromiso de reformas, agregó. Ya la víspera el portavoz del Ministerio de Finanzas, Martin Jäger, había declarado en una rueda de prensa rutinaria que una quita en un futuro “está fuera de cuestión” y “no es una opción» para el Gobierno alemán.
También ayer, el ministro aludió a la propuesta presentada por el primer ministro griego, Alexis Tsipras, a la que todavía no había tenido acceso, y señaló que este plan de reformas sigue sin justificar el “optimismo” de Atenas sobre la inminencia de un acuerdo con sus acreedores.
En la rueda de prensa que siguió a la reunión en Berlín del Consejo de Estabilidad alemán, Schäuble dijo que lo que ha podido saber de la propuesta griega no cambia sus declaraciones al respecto de la semana pasada.
El pasado viernes el ministro dijo al término del G7 que “las informaciones positivas provenientes de Atenas no reflejan totalmente” el avance real de las negociaciones entre el Gobierno griego con el Banco Central Europeo (BCE), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Europea (CE). EFE