La Semana de Francia recién acaba de celebrarse, en su segunda edición, desde el 22 al 25 de octubre, en la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña. Contó con la participación, al más alto nivel, de autoridades dominicanas y francesas: el presidente Danilo Medina y varios de sus ministros, del lado local, y la ministra francesa de Ultramar, George Pau- Langevin, de la parte francesa, así como las embajadoras de ambos países: Blandine Kreiss, de Francia, y Rosa Hernández de Grullón, de República Dominicana. Incluso, en el marco de la Semana se llevó a cabo una reunión bilateral entre el presidente Medina y la ministra Pau- Langevin.
La parte cultural de la Semana de Francia fue coordinada por la Alianza Francesa de Santo Domingo, que dirige Antonia Sández Negrini. Quiero sumarme al éxito de tan significativo evento, al compartir con los lectores de Hoy, mis palabras de salutación, en el acto de inauguración:
Es un honor para la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña, recibir, en este santuario del saber, a la Semana de Francia, que auspician la Embajada de Francia en nuestro país, y la Cámara de Comercio Domínico-francesa. No sólo serán tratados aquí temas comerciales y financieros entre nuestros países, sino también, encuentros culturales y artísticos: exposiciones, conferencias, talleres, conciertos, coloquios, tertulias y películas, en especial el filme Renoir, del director francés Gilles Bourdos, inspirado en la vida de Pierre Auguste Renoir, gran maestro del impresionismo francés, y en la que su bisnieto, Jacques Renoir, estará con nosotros, participando en conferencias y tertulias.
Si lo comercial, la actividad económica en general, y la cultura misma, constituyen elementos claves en el desarrollo de las civilizaciones y aspectos vinculados a las ideas y al pensamiento, así como también la lengua, que es la sangre del espíritu, según observaba Miguel de Unamuno, es inherente a esos procesos.
Esa visión y conceptualización nos vienen desde las cuevas de Lascaux y de Chauvet, verdaderos museos de arte prehistóricos, en las que sus pinturas rupestres expresan la vida y la cotidianidad de esos tiempos.
Francia y República Dominicana han estado vinculadas por siglos, cuando los avatares históricos propiciaron que franceses sembraran raíces para siempre en territorios e islas del Caribe; los códigos napoleónicos se hicieron ley en estas tierras. Aquí nació, en El Limón, de Samaná, Theodore Chasseriau, el gran pintor romántico que llenó de luz y color a la patria de Robespierre, Víctor Hugo y François Truffaut.
La Biblioteca Nacional de nuestro país expresa la dominicanidad, así como la Biblioteca Nacional de Francia atesora la esencia del espíritu francés, por su carácter de símbolos del alma nacional de los pueblos. Con nosotros está la señora Valeria Fayad, delegada de Relaciones Internacionales de la Biblioteca Nacional de Francia, una de las más importantes del mundo. Ella aprovechará sus días para intercambiar experiencias con nosotros, y con la comunidad bibliotecaria dominicana, y tratar temas vinculados con instituciones en la sociedad de la información y el conocimiento, así como la aplicación de las mejores prácticas en la revolución tecnológica, el Internet y la era digital.
Así como los fuegos de rebeldía de su Gran Revolución iniciaron el incendio de la liberación en esta isla del Caribe, Francia es de los mayores ejemplos de la relación indisoluble entre educación y cultura con el crecimiento y el desarrollo de las sociedades
Consciente de ello, el presidente Danilo Medina está basando sus políticas de transformación en esa clarividente decisión, tal como lo entendía el Maestro Juan Bosch, con la aplicación del 4 por ciento del PIB a la educación, el plan nacional para erradicar definitivamente el analfabetismo en el país, y la realización del pacto para una reforma educativa de calidad en República Dominicana. De ahí su proclama:
“La educación es el otro rostro de la libertad”.
Al parecer, aquí está ocurriendo algo impensable en tiempos de globalización: es usual que muchas actividades educativas y culturales busquen los espacios del mercado (establecimientos comerciales y megacentros), por la gran afluencia de público, pero hoy, en esta Semana, son el comercio, la industria y los emprendedores los que han tomado por asalto esta casa de servicios bibliotecarios y reserva de la dominicanidad, con las armas de la diversidad cultural, el multilingüismo y las rutas del intercambio económico y financiero.
Que la vitalidad de esta Semana que hoy se inaugura coseche los mayores y mejores frutos, y contribuya a profundizar, de más en más, la tradicional solidaridad y amistad entre Francia y República Dominicana.