Sensato

Sensato

Circunstancias ampliamente conocidas y que son materia de permanente debate, han colocado a la República Dominicana en una situación de crisis que todos estamos obligados a combatir. Las soluciones, sin embargo, no provendrán de varitas mágicas ni de gestos de prestidigitadores, sino mayormente del concierto de las voluntades de todos los sectores nacionales.

La necesidad de vencer las dificultades y hacer del país un proyecto viable, factible y rentable en términos económicos, financieros y sociales, nos obliga a sumar fuerzas en base a un plan correctamente coordinado, para que todo el impulso permita encauzar el país por el rumbo que garantice la mejor de las salidas.

En las circunstancias actuales, los liderazgos nacionales han de determinar en qué sentido manejan las fuerzas sobre las cuales tienen hegemonía, para que éstas aporten a las soluciones o fortalezcan los obstáculos que entorpecen nuestra marcha como nación.

Satisface saber que el Presidente Hipólito Mejía, que concluye el lunes su período constitucional de mando, está en condiciones de sumar, en vez de restar. Sus expresiones del jueves por la noche, para solicitar que se colabore con el Gobierno que habrá de sucederle y para ofrecer su cooperación al nuevo Presidente, constituyen un gesto que le identifica con la necesidad que tiene el país de que sus hombres y mujeres ayuden a edificar el progreso en todos los órdenes.

-II-

El Presidente ha tenido, inclusive, el decoro de solicitar para el Gobierno entrante todo el respaldo que, según ha expresado, no logró entre los sectores económicamente poderosos. Posiblemente se refiere a las confrontaciones en materia de políticas fiscal y económica motivadas por iniciativas u omisiones oficiales. Aunque parezca extraño, todos hemos ganado algo gracias a esas confrontaciones, esos debates.

En muchos foros se ha tocado el tema de la gobernabilidad del país, concepto en el que encaja la interelación armoniosa y equilibrada de las fuerzas de la sociedad. En el actual contexto histórico, probablemente no hay elementos más influyentes para la gobernabilidad que el fortalecimiento de la confianza sobre la base de un reordenamiento de la economía, las finanzas y la relación entre la administración del Estado y las distintas fuerzas sociales.

En su discurso de despedida, el Presidente Mejía ha planteado la necesidad de un ejercicio de la solidaridad que todos necesitamos, pues en los momentos actuales no hay mejor bálsamo que ese.

El país necesita estrenar un ejercicio político vigoroso y a la vez constructivo, que destierre el debilitamiento de la institucionalidad para presentarlo como fracaso del adversario y que tenga bien arraigado el interés de fortalecer el Estado.

En el discurso del Presidente Mejía hay indicios de que, una vez fuera del Poder, encaminaría su ejercicio político en base a esos principios. Lo interpretamos como el mejor gesto de sensatez que pudiere esperar el país al término de una transición tan abrumadora como la que hemos agotado.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas