Fueron sepultados ayer tarde los restos de la adolescente Emely Peguero, en el cementerio de Cenoví, San Francisco de Macorís, en medio del llanto y reclamo de justicia contra los acusados de su muerte, Marlon Martínez y su madre Marlin Martínez, que anoche recibió tres meses de prisión preventiva en el Centro de Corrección y Rehabilitación de Rafey, en Santiago.
Previo al sepelio, fue oficiada una misa de cuerpo presente en la parroquia San Antonio de Padua, de la comunidad de Los Limones, cerca de su residencia.
En la misa, los padres de la joven, Adalgisa Polanco y Genaro Peguero, reiteraron su llamado a la Justicia para que la muerte de su hija no sea una más y el hecho no quede impune.
“Queremos agradecer a todos por su solidaridad en este momento de tanto dolor por la muerte de nuestra querida hija Emely, un ángel se nos ha ido, pero está firme pues sabemos que está al lado del Señor”, declaró su padre.
El cura Diómedes Ángeles Fernández llamó a la familia a dialogar más y ser menos ruidosa.
“Dialoguemos más y seamos menos ruidosos, busquemos más de Dios, motivemos a nuestros adolescentes a practicar el deporte, a ir a las escuelas y a leer un buen libro, tenemos urgencia del Evangelio y los invitó a orar y a vivir para sanar heridas, y perdonar”, exhortó.
Mantenernos abiertos a la voluntad de Dios y vivir en esperanzas y a vivir libres de cargas”.
Posterior el cortejo fúnebre recorrió parte de la comunidad de San José de Cernoví, donde residía la menor. Pasó frente a la casa y no fue expuesta por petición de la madre, ya que quiere recordarla con su alegría y su carisma.
Cientos de personas acompañaron el féretro y otras tantas salían de sus viviendas con lágrimas, conmovidas, mostraban fotos de Emely.
Numerosos globos fueron lanzados al aire al momento de la sepultura.
Emely Peguero Polanco, estaba desaparecida desde el día 23 de agosto y no fue hasta la noche del 31 cuando su cadáver fue encontrado en una comunidad de Cayetano Germosén, provincia Espaillat.
El Concejo de Regidores de San Francisco de Macorís declaró dos días de duelo, por el asesinato, por la conmoción social que ha generado el crimen.
Coerción y multitud airada. Las autoridades judiciales declinaron el expediente, de Salcedo a San Francisco de Macorís, en virtud de que los hechos fueron cometidos en este municipio.
Desde que corrió la noticia de que Martínez sería trasladada a esta ciudad, comenzaron a aglomerarse personas en los alrededores del Palacio de Justicia.
Tras arribar al recinto judicial fuertemente custodiada, una multitud se abalanzó sobre la mujer y obligó a sus custodios a llevarla rápido adentro. La gente comenzó a lanzar piedras y le vociferaba “asesina”.
La señora sufrió un desmayo y cayó al suelo.
De inmediato la multitud que pedía su cabeza inició una pedrea y grupos de jóvenes comenzaron a incendiar neumáticos en el frente y alrededores del Palacio de Justicia. El conocimiento de la medida inició a las 8:30 de la noche y fue conocida por la jueza Yudelka Burel, de la Oficina Judicial de Servicios de Atención Permanente.
A la salida del tribunal, Genaro Peguero mostró satisfacción por el apoyo recibido y dijo que no perdona a los autores de la muerte de su hija.
“No les guardo rencor pero no puedo perdonarlos”.
Plazo ampliable. Tras la medida, el fiscal de San Francisco, Reyes Victoria, dijo que por el asesinato investigan a otras personas para someterlas a la Justicia, en caso de tener vínculos.
“Tengan por seguro ustedes y la sociedad, que irán cayendo uno a uno, y que la decisión de la Procuraduría General de la República es conseguir la pena máxima para los responsables directos, pero todos los que estén implicados tendrán que responder ante la Justicia”, exclamó.
Indicó que Martínez dijo que no es cierto todo lo comentado sobre el caso.
Anunció que aparte de los tres meses de medida de coerción, estarían dispuestos a solicitar una prórroga de ser necesario, sin embargo, expresó que tratarán de que ese tiempo sea suficiente para que los acusados respondan.
Afirmó que esa jurisdicción tiene la suficiente capacidad para manejar el caso, tras indicar que han llevado otros considerados delicados y han tenido buen término.