El Sermón de las Siete Palabras pronunciado por igual cantidad de sarcerdotes y diáconos de la Iglesia Católica fue una denuncia por la contaminación del proceso político y la campaña electoral fundada en falsas promesas; la corrupción, el uso de los recursos del Estado, la creciente delincuencia, la criminalidad, la injusticia y un grito contra los jueces que incurren en prevaricación.
El discurso religioso pronunciado el Viernes Santo en la Catedral Primada de Santo Domingo, también lanzó severas críticas contra quienes en República Dominicana incurren en lavado de activos, clientelismo y se enriquecen sin justificar la fortuna.
Criticó los salarios injustos, los feminicidios y embarazos de adolescentes, el matrimonio entre personas de un mismo sexo, y que se irrespete la vida humana desde la concepción hasta la muerte.
En la homilía especial por la conmemoración de la Semana Santa, comentaron las Siete Palabras que los Evangelios atribuyen a Jesús pronunciar en la cruz, el sacerdote Ángel Antonio Sánchez, el diácono Pedro Ramírez, el padre Edward González, el padre Federico Marcial Sánchez, el sacerdote Arturo Pichardo, el padre Carlos Manuel Abréu y el padre Milcíades Florentino. El sacerdote Lorenzo Vargas, moderador del culto, elevó su voz para cuestionar que los males del país no tengan solución.
Primera palabra
“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”, Lc. 23.34
Ángel Antonio Sánchez, párroco de la iglesia San Juan Bosco, criticó a los políticos que hacen promesas irrealizables y los que intentan dar dádivas a la población, por el uso de los fondos públicos, y el ambiente del robo. “No creo que la respuesta del pueblo en las urnas sea el perdón, sino el voto de castigo”. Censuró también que exista una agenda “foránea” que quiera imponer situaciones extrañas a la cultura y a las familias. “Perdón por no decir no a lo incorrecto”.
Recordó el mensaje del pasado 27 de febrero de la Conferencia del Episcopado Dominicano con el nombre “Próximas Elecciones y Otras Urgencias, con el que afirma que los obispos ofrecieron orientaciones que guardan una relación muy estrecha con las primeras palabras de Jesús en la cruz.
Señaló que impera la falta de compromiso, por lo que recordó que la Carta Pastoral del 27 de febrero pasado afirmó que el pueblo espera que los líderes políticos tengan un comportamiento a la altura de los profesionales de la política.
Sánchez dijo que el actual panorama, si se le pregunta a Jesús “¿qué necesitamos los dominicanos de hoy que Dios nos perdone?” La respuesta sería perdonar la falta de fe, la indiferencia con el prójimo, la mentira en general, principalmente, en aquellos que dirigen al pueblo. Además, la compra de conciencia, la falta de caridad con los más necesitados y por ende, la falta de misericordia. “El interés de todo es si tu tienes dinero, posición, propiedades, así vales; sino tienes nada, no vales”.
Segunda palabra
“Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso”. Lucas 24,43
Pedro Ramírez, diácono coordinador del Colegio Arquidiocesano de Diáconos, al referirse al momento de dolor y sufrimiento de Jesús, llamó a cuidar de las familias como el tesoro más precioso y de más valor que jamás se haya tenido. Clamó a la ciudadanía denunciar todo lo que atente contra la cultura de la moral natural. “Que fácil nos abandonamos al engaño y a la mentira”. Ramírez lamentó que se prefiera estar al lado del maligno por amor al dinero y al tributo. Pidió a la población cuidarse de los lobos disfrazados de ovejas.
Tercera palabra
“Madre, he ahí tu hijo; hijo, he ahí tu madre”, Juan 19,27
Edward González, el arcipreste de la Zona de San Isidro y párroco de Nuestra Señora de Fátima, pintó el dolor por el drama de las adolescentes que se embarazan y que traen al mundo hijos que corren el riesgo de nacer en hogares fragmentados, muchos de ellos sin padres, y reproducir el ciclo de la pobreza. “Nos preocupa tantos niños, adolescentes y jóvenes que como consecuencia de la pobreza se encuentran en situaciones de calle”.
González dijo que los niños, adolescentes y jóvenes dominicanos, al igual que los adultos, están huérfanos, sin familias, sin seguridad, agobiados por el cáncer de la violencia que genera muerte, inseguridad. Sostuvo que la causa más profunda de estos males se encuentran en la desintegración de la familia, la pérdida de los valores, la desigualdad y el dominio del uno sobre los otros.
Relaciones los males que atrapa a los dominicanos son el absolutismo del poder, el narcotráfico y el consumo, entro otros.
El sacerdote analizó la Tercera Palabra que dijo Jesús en la Cruz para indicar que son hijos de María, sin exclusión, los huérfanos, desamparados, presos, los violentados y los empobrecidos. También los extranjeros y discapacitados, los que luchan por la justicia, por la paz y por la fraternidad.
“Hoy, Jesús nos entrega a todos y todas a su madre para que con su ejemplo y protección defendamos la vida, para que dignifiquemos la vida de tantas formas y modelos que nos deshumanizan”, expresó.
Cuarta palabra
“Dios, Dios, por qué me has abandonado”, Marcos, 15,34
El párroco de San Juan de la Cruz, Federico Marcial Sánchez, se situó en el tiempo de la sexta hora de Jesús en el calvario para clamar por quienes sufren por la falta de oportunidades para ejercer un trabajo con salario digno y justo, frente a las malversaciones de todo tipo que consumen esta sociedad indefensa. Dijo que con las malas acciones se ha ido perdiendo el sentido de las buenas costumbres, por motivaciones erróneas que trasquilan su sentido común y voluntad eficaz.
Quinta Palabra
“Tengo Sed”, Juan 19,28
El sacerdote Arturo Pichardo, párroco de Nuestra Señora del Sagrado Corazón de la Altagracia, de Villa Mella, declaró que hoy le corresponde a ellos denunciar las injusticias que se cometen en el país, empezando por los responsables de aplicar la justicia -por los actores del sistema de justicia-, por lo que reprendió a los jueces, fiscales, abogados, alguaciles, a la Policía Nacional, por incurrir en actos de corrupción.
Acusó a muchos de los miembros de las instituciones de la justicia que citó de cometer prevaricación, ineficiencia y denegación de justicia. “Esa es la razón por la que una gran parte de nuestra población afirma: -yo no creo en la justicia de este país-, precisamente por la etapa de descrédito que atraviesa nuestro sistema de justicia”.
Con decenas de fieles en la Catedral, escasa presencia de funcionarios del Gobierno, Pichardo se refirió a la sed que experimentó Jesús en la cruz. En el Sermón difundido por una cadena de televisoras y emisoras de radio, manifestó que el hijo de Dios aún tiene sed de familias donde sus miembros se amen mutuamente más, dialoguen, compartan más.
Feminicidios
Pichardo sostuvo que Jesús quiere familias donde no existan ni siquiera asomos de violencia intrafamiliar y resaltó que al 10 de marzo de este año, 27 mujeres fueron asesinadas en el país, hechos que son vergonzosos, escalofriantes y que ameritan reflexión. Recordó la Carta Pastoral del pasado 27 de febrero, en la que los obispos pidieron erradicar del país la violencia y la inseguridad.
Sexta Palabra
“Todo está consumado”, Juan 19,30
Carlos Manuel Abreu, párroco de San Bartolomé en Villa María, reprochó en el púlpito los robos y desenfrenos por buscar solamente el interés personal. Se preguntó cómo es posible que profesionales den lo mejor de sí sirviendo a los demás, sin salario justo. Deploró que jueces no actúen apegados a la norma sancionadora buscando administrar la justicia, de dar a cada quien lo que les corresponde y hacer respetar el orden jurídico y constitucional. Dijo que falta respetar el derecho a la vida.
Septima Palabra
“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”, Lucas 23,46
Milcíades Florentino, párroco de Jesús de Nazareno, en el ensanche Isabelita, y Nuestra Señora del Amparo, en la Base Naval de la Armada Dominicana, dirigió su sermón contra los sujetos que aparecen en la vida pública y privada “con fortunas que no pueden justificar, sencillamente porque no la han trabajado”.
En la meditación de la última frase que dijo Jesús en la cruz, Florentino lamentó que esos ricos sin trabajo estén apadrinados por un sistema que legaliza la inmoralidad, “mientras se afirma con toda normalidad que no hay espacio para recibir en un hospital a un enfermo grave”.
El cura declaró que Jesús muere en tantos hermanos que han perdido la fe en el porvenir, abatidos por los repentinos casos de miseria y podredumbre, los cuales han estigmatizado sus vidas, y ya se acostumbran a vivir en medio de la miseria, frente al lujo y el despilfarro.
Dijo que Jesús muere una y otra vez ante tantas familias desprovistas de lo más mínimo para vivir dignamente.
Florentino unió su clamor a los sacerdotes que repudiaron los asesinatos de mujeres. Mostró su pesar por las tantas mujeres que mueren a manos de sus parejas, “ante la apatía de un funcionario judicial que necesita dos semanas para poner una cita o ante la incoherencia de un juez que se conmueve más frente al macho agresor que ante una mujer desamparada.
Cree que Jesús sufre en el dolor de tantas madres que lloran la pérdida de sus hijos, fruto de una criminalidad que no conoce límites, por los repetidos casos de miseria.