Hace algunos días leímos la información de que el presidente Danilo Medina había enviado un documento agradeciendo a un grupo de estudiantes del Colegio Saint Michael el aporte de tres millones de pesos, que habían recaudado para su  fiesta de graduación, como contribución para la construcción de una escuela de nueve aulas en Hato Nuevo, Manoguayabo, Santo Domingo Oeste.

Me pareció injusto que una noticia de esa envergadura no fuera colocada en forma destacada en la primera página de todos los periódicos nacionales, por la grandeza del gesto de los estudiantes que adoptaron una conducta sin precedentes ante la cual hay que quitarse el sombrero.

No obstante lo anterior, observando detenidamente la información, uno se convence de que no es verdad tanta belleza; no precisamente porque el hecho no se produjera o la nota periodística fuera falsa, sino porque otras realidades afloran inmediatamente después del análisis: Primero, este año se asignó por primera ocasión 4% de presupuesto para educación y el ministerio está manejando fondos sin precedentes; segundo, el aporte es para una escuelita de 9 aulas que, si ciertamente es imprescindible para Hato Nuevo, ha debido construirse sin muchos tropiezos y tercero, estamos seguros de que los estudiantes no pidieron colaboración para construir una escuela, sino para celebrar su ganada y merecida graduación y algunos de sus patrocinadores se cuestionarán si su aporte debía cubrir la vergüenza de un ministerio que recibió un presupuesto histórico más que suficiente para construir una escuelita de 9 aulas.

Como colofón y reflexión habría que preguntarse: ¿Pidiendo directamente para la construcción de una escuelita, hubieran podido, esos jóvenes patriotas, recolectar  tres millones de pesos?