Silvano Lora
EL DOMINICANO QUE CONQUISTÓ PARÍS

 Silvano Lora<BR>EL DOMINICANO QUE CONQUISTÓ PARÍS

Una exposición retrospectiva de Silvano Lora va a rendir homenaje a su inmenso talento e incomparable personalidad en la historia del arte dominicano. Las obras hablarán. Hoy queremos evocar al Silvano que tanto amó  París.

El comienzo. Este magistral artista, también poeta, crítico y gestor cultural, había llegado a París en los años 50 , con algunos francos en los bolsillos y la urgencia de conocimientos nuevos. En plena Era de Trujillo, el hambre por descubrir la libertad y  saborear la creación sin trabas le hizo ignorar todas las dificultades materiales  y  producir pronto sus primeras obras  que él llamó “comestibles” (la palabra es la misma en español  y en francés…), pues debían permitirle  alimentarse y subsistir. Él se integró de inmediato a los barrios del arte y los artistas, Montmartre y Montparnasse,  también a círculos y cenáculos, al mundo de las letras y de la crítica, flanqueado de ideas e ideales que jamás abandonaría.

Casi de una vez, Silvano Lora logró presentar exposiciones personales en muy buenas galerías como Iris Clert, y sus pinturas, enérgicas y dramáticas, retuvieron la atención. ¿Bohemio, Silvano, como tantos latinoamericanos entonces en París? Ciertamente él no lo fue: se integraba con entusiasmo a los intelectuales y a su tumulto creador, y no perdía de vista sus objetivos, sus convicciones, su pasión de hacer  y de cuestionar…

El compromiso. En París, al igual que en Santo Domingo y en otras partes del planeta –Silvano era un ciudadano del mundo–, nunca perdió tiempo. No solamente dibujaba y pintaba incansablemente, sino que también enseñaba, animaba talleres para niños, organizaba eventos culturales. Ya antes del 1970 recuperaba desechos  y construía instalaciones –¡indudablemente fue nuestro primer instalador!– Adversario de la guerra, él reciclaba hasta los despojos de armamentos y de aviones, los volvía obras de arte. Y todo aquello  en París y en alrededores de la capital francesa.

Silvano Lora vivía entre los exilios, voluntarios o forzosos, arribaba al  suelo dominicano, debía salir otra vez  y, de manera ineludible, aterrizaba en París… Formó parte de los rebeldes jóvenes de Mayo 68, se incorporó  a la lucha callejera  –como lo había hecho tres años antes en el levantamiento y lucha constitucionalista en Santo Domingo–,  negándose a separar el arte de la política y la sociedad. Esto le valió una interdicción temporal de permanecer en Francia, que no duró mucho tiempo. París, pues, había conquistado a Silvano Lora, y viceversa… Este viajero, impenitente e imprevisible,  adonde que le llevase su silueta largucha y distinguida, volvía a París antes o después de un retorno al lar natal. Ya era el esposo de Marianne y el padre de Quisqueya.

Silvano asistía todos los años a la “Fête de l’Huma”, la gran fiesta aniversaria del periódico comunista “L’Humanité” (La Humanidad),  instalando allí una caseta de República Dominicana con productos auténticamente criollos.

Jamás turista, siempre militante, él conoció  a cientos de creadores visuales, escritores, agentes de la cultura. Innumerables veces, en París, hasta muy recientemente, nos han hablado de Silvano Lora. Era innegable que le querían y cuánto lo apreciaban como artista. Decía el renombrado autor francés Alain Jouffroy: “Debemos preguntarnos en qué Silvano Lora reconcilia, tanto en sus textos como en sus obras plásticas, las exigencias del pensamiento político y las invenciones de la vanguardia artística mundial”.

El dolor. Inesperada, una enfermedad le asaltó cruelmente. El guerrero indomable del arte y de las causas justas no se dejó abatir; seguía trabajando. Entonces, Silvano Lora  retornó a París para difíciles tratamientos médicos y operaciones. ¡Como si hubiera estado curado y en salud, él proseguía su misión de artista, de promotor, de ideólogo, con la misma fuerza y convicción de siempre! Por muy corto tiempo, él pudo estar al frente de funciones de agregado cultural en la Embajada de  República Dominicana en París, tal vez el más activo y brillante que hayamos tenido.

Increíblemente, la oficina de Silvano Lora en la misión diplomática dominicana fue centro de proyección del país, a pesar de su quebranto. Apasionado por el tema de Théodore Chassériau –el  famoso artista romántico  francés nacido en Samanᖠque él investigó en profundidad, dictó una importante conferencia en el Grand Palais (creemos que es el único intelectual dominicano que lo ha hecho), durante la magna retrospectiva parisina, y organizó una  inolvidable exposición del fotógrafo Pedro Guzmán, con fotografías de El Limón y sus parajes samanenses. El evento fotográfico se celebró en la Embajada.

Pese a la sempiterna carencia de medios para los asuntos culturales, él inventaba, hacía lo imposible para dar la  mejor imagen de su país, daba conferencias, elaboraba proyectos, soñaba con organizar en Santo Domingo la exposición de Chassériau… Silvano Lora entonces viajó por última vez  a París, un adiós desgarrador que precedió de poco el desenlace fatal.

 Un año después, Marcos Lora Read, huésped de la Cité des Arts, organizó una colectiva homenaje, invitando a los artistas dominicanos residentes  en París, a exponer en la Embajada. Fue la memoria de Silvano, la que inauguró la exposición.

ZOOM
Exposición conmemorativa

En los próximos días, una gran exposición de Silvano Lora presentará pinturas, dibujos, collages, ensamblajes y documentos testimoniales en la Galería Nacional de Bellas Artes  –bajo los auspicios de la Dirección General de Bellas Artes y el Ministerio de Cultura–, y coorganizada por la Fundación Taller Público Silvano Lora. Colecciones institucionales y particulares prestaron obras.

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