Síndrome de Alienación Parental en Adultos

Síndrome de Alienación  Parental en Adultos

El XX Congreso Latinoamericano de Psicología Jurídica y Forense se celebró en la UASD del 28-30 de noviembre pasado.
Este importante evento regional contó con 40 trabajos de alta calidad científica, 5 de ellos fueron de calificados profesionales criollos. Nuestra compatriota Liliana Díaz ganó el premio al trabajo de investigación con mayor relevancia social.
En una de las sesiones de discusión se introdujo el tema de las acusaciones falsas a que, casi siempre femeninas someten a sus parejas o exparejas de abuso psicológico, físico o sexual contra los hijos, solo por venganza, alguna ventaja económica, para obtener la custodia de los hijos o por el simple deseo de aniquilar el amor de sus hijos por el padre. Aunque con menor frecuencia (20%) se dan casos en los que el padre es quien trata de desmeritar a la madre frente a sus hijos.
Todos coincidimos en aceptar la existencia del llamado Síndrome de Alienación Parental. Según Richard A. Gardner (1985), el síndrome es un trastorno provocado por uno de los progenitores en el que el niño está “obsesionado” con denigrar injustificadamente o de manera exagerada al otro progenitor. Dicho de otro modo, es “el proceso por el cual un progenitor transforma la conciencia de sus hijos con el objeto de destruir los vínculos con el otro progenitor”.(WWW. INDRET.COM).
La Alienación Parental alude al maltrato psicológico a los propios hijos realizado por parte de uno de sus progenitores para que odie al otro progenitor y rompa todos los lazos con él y todo su entorno. Las consecuencias para los menores son dramáticas en su desarrollo y su salud y el progenitor despreciado y odiado sufre importantes problemas psicológicos. (WikiCommons.Octubre 2018).
El amable lector puede consultar a Jorge Martínez-Arroyo, el gestor de la campaña de recolección de firmas y creador del sitio http://www.alienacionparental.net/
En otro conversatorio con una de las principales expertas internacionales, introduje un tema que le sorprendió: Síndrome de Alienación Parental en adultos.
Cuando le resumí mi principal caso del síndrome en adultos, aceptó su posibilidad real y se comprometió a detectar otros casos en sus investigaciones.
Se trata de una joven de 25 años que se disponía a viajar al extranjero por motivos de estudios, su familia no presentaba mayores conflictos que aquellos de un medio familiar funcional. Un año antes de su partida un “tío” (En realidad amigo muy cercano de sus padres y abuelos), por tanto, un “tío” muy apreciado por la joven, comenzó a distorsionarle la historia familiar, mintiéndole sobre falsos “secretos de familia” ocurridos antes de su nacimiento y durante su temprana niñez. La madre no era eficiente como madre, el padre un manipulador impenitente, la abuela una abusadora y malvada que mantenía “desunida” la familia, los demás unos frustrados… Todo un monumento a la llamada posverdad.
Resultaba extraño el paulatino distanciamiento de sus padres que esta joven iba construyendo.
Al final de su odiosa labor no quedaba casi nadie en la familia con una conducta decorosa y la joven antes de marcharse del país causó un gran disturbio en la familia mediante exigencias infundadas de “unidad familiar”, conducta con la que inició un distanciamiento de su familia nuclear y que continuó durante el primer año de estadía en el extranjero, comunicándose muy poco con sus padres el primer mes y luego un año completo sin hablarles pues además, los bloqueó en sus comunicaciones digitales.
Tengo otros casos del síndrome: Una madre joven se divorcia y desarrolla su vida social de manera normal, sale con amigas y amigos. Su hermana mayor comienza a reprobar sus salidas ante la hija de 17 años, de tal manera que esta desea irse a vivir con su tía como una reacción ante la conducta “indecorosa” de la madre, sin que haya justificación para esa acusación.
Como profesional de la conducta me ha costado emplearme a fondo para recomponer las relaciones de estas jóvenes con su familia, y todavía la reconciliación está incompleta, porque el “lavado de cerebro” subrepticio y malintencionado continua presente.
Lo que no puedo negar es la existencia del Síndrome de Alienación Parental, tanto en niños como en adultos.

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