Sinergias Barcelona – SANTO DOMINGO

Sinergias Barcelona – SANTO DOMINGO

Marianne de Tolentino

Cada exposición en el Museo Bellapart es un acontecimiento de carácter único. No hay otra institución en el país que pueda presentar obras de distintos artistas, en importantes muestras, individuales o colectivas, perteneciendo exclusivamente a sus fondos y colección. Luego, el evento incluye sucesivas actividades de animación, a la vez de alto nivel y abiertas al público, sin olvidar a los niños.

Folletos y catálogos, ejemplares en contenido y diseño están disponibles desde la inauguración.

Otras cualidades se suman, proponiendo la excelencia de un conjunto cuidadosamente curado, y un montaje, claro y explícito, que destaca el dominio museográfico. A Juan José Bellapart, coleccionista y mecenas, y a Myrna Guerrero, directora y polifacética experta, debemos estos logros que se repiten en cada exposición, ¡y que los numerosos fieles aguardan!

Además, circunstancias especiales han favorecido la naturaleza excepcional de esta producción artística. La Embajada de España está celebrando las Semanas de España en República Dominicana, e inteligentemente, “Sinergias Barcelona – Santo Domingo”, bien concebida y organizada, corresponde a este encuentro binacional que sabe valorar y actualizar vínculos seculares con una interacción fecunda.

La exposición. Como suele disponerse una exposición en el Museo Bellapart para una óptima lectura, “Sinergias Barcelona – Santo Domingo” se ordena en etapas que marcan el itinerario estilístico de los autores: “Estructuras primordiales”, “Encuentro antillano”, “Realidades ulteriores”.

La primera secuencia insiste en la virtuosidad del dibujo, la segunda en el impacto del trópico y su naturaleza cálida; la última en mundos imaginarios y metamórficos. Los tres artistas cohabitan siempre, alternando a manera de un diálogo, comunicante y comunicativo que, obra tras obra, renueva el encanto de las expresiones respectivas.
De ese proceder curatorial, sobresalen tanto las personalidades definidas como el parentesco entre sus visiones espectaculares, cuales sean la técnica y el formato de los cuadros. Es una concepción perfecta que destaca la originalidad y la unidad.
Compartimos plenamente la opinión de Myrna Guerrero en la conclusión de su ensayo: “Tres artistas indispensables actualizan, gracias a esta muestra, el diálogo sinérgico que en vida fecundó sus itinerarios creativos. Nos toca a todos nosotros aportar nuestra mirada crítica para atribuirle a estas propuestas sentidos y valor”.
Sentimos, aparte de una competencia incuestionable, la íntima convicción y el entusiasmo que Myrna, actuando como una autora… en segundo grado, ha aportado a esta demostración brillante, más que sugestiva, fehaciente del mejor arte dominicano. El aporte nuestro será la fruición que nos brinda.

Los artistas. Si hubiera un artista comparable con Pablo Picasso, es José Gausachs, y no se trata de nacionalidad… El inmigrante catalán, que se comprometió con la dominicanidad y puso al servicio del nuevo destino su “erudición” académica, deslumbra por su facultad totalizante y absoluta, que suma y atraviesa los temas, los estilos, las técnicas, las épocas, con la misma habilidad mágica.

Los dibujos rápidos, gestuales, nerviosos aun, son pequeñas maravillas: en dos o tres trazos, siluetan un mundo como en una línea insistente, apoyada y barroca, resucitan a una mujer… Pensamos en aquel esplendoroso y desplegado “Desnudo”. ¡Quién sabe si, como para Picasso, no hubo un Gausachs intensamente erótico!

Las pinturas proyectan sensaciones e impresiones, luz y oscuridad, uso a la vez generoso y parsimonioso del color, dominio del espacio y la perspectiva, síntesis insuperable de las formas, sin olvidar un sentido admirable de la composición…
Pensamos de repente en la nocturnidad de aquel “Bosque mágico” y la necesidad de contemplarlo sigilosamente…

¡Y cuánta suerte haber contado, en la Escuela de Bellas Artes de entonces, con un docente insuperable, apasionado de la enseñanza como lo fue del paisaje antillano y de la mujer mulata! Ese otrora académico consumado renació en Santo Domingo y se reveló, se integró y legó…

Clara Ledesma, de recia personalidad y figura emblemática de las mujeres artistas dominicanas, fue, en sus inicios, hechura de sus maestros, no solamente de Gausachs, sino también de Celeste Woss y Gil. Poderosa y viril en su paisajismo –portuario y rural– de los 50, ella se estilizó luego en una formulación, cada vez más definida, que exaltaba la belleza de la mujer negra. Dibujante estelar, ella también manejaba el color, con verdaderos destellos de tonalidades luminosas –así sus “Marchantas”–.

Encontramos, en la muestra, una notable representación de la feminización incontenible de la obra en el aspecto de la figura, simbiosis de dibujo, pintura e ilustración. Nos preguntamos si, al mismo tiempo que una evolución legítima y una impronta inconfundible, no fue una reafirmación de la mujer, su presencia, su jerarquía: la magnífica te la de dimensiones heróicas, “La Reina de la Fantasía”, enfatiza un territorio que la realidad rechaza. Y los universos, tan amplios en sub-temas, constituyen la culminación de su trayectoria pictórica como “reina” de lo real-imaginario.

Gilberto Hernández Ortega es un ícono del arte dominicano y un bardo de la pintura (igualmente poeta en versos), Era cultísimo, generoso, dueño de un humor y de unas ocurrencias geniales. Tal vez porque lo conocimos bastante, seguimos viendo su rostro especial, observador, angustiado y soñador en la memoria… y, aquí, en un dibujo que es un autorretrato proverbial.
El artista asimiló tanto a Gausachs como a Wifredo Lam, al que homenajeó en su propia pintura. El pasó a un estilo intrínsecamente personal y un expresionismo fantástico.

Fantástico, sí lo fue, en todos los sentidos, y esta exposición presenta de él dos obras maestras de nivel histórico, aquel contundente y terrible “Miedo” –nunca se ha expresado así el temor–, las tan conmovedoras como cómicas “Lloronas” –manifestación del Giberto lúdico–. ¡Dos palabras: una maravilla!
En fin, visitar estas “Sinergias” se impone: nadie, sensible al arte dominicano, las puede ignorar. ¡Gracias Myrna y don José!

 

 

 

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