No es la primera vez que escuchamos la queja y tampoco será la última, pues la delincuencia que nos tiene al coger el monte no nos permitirá olvidar que nuestra justicia es demasiado benigna –para decir lo menos– con los que delinquen, sobre todo con los reincidentes, precisamente los mas peligrosos. Y es que, como nos acaba de recordar el vocero de la Policía, el coronel Jacobo Mateo Moquete, ese entra y sale de la cárcel por períodos relativamente cortos equivalen, para los delincuentes, a cursos de especialización en las distintas modalidades del delito, pues ahí están los mejores profesores, los mas competentes y capacitados. Ese aprendizaje y continua actualización, por supuesto, se reflejan en las calles, en la permanente sensación de inseguridad que nos ha convertido en rehenes de nuestro propio miedo, pues según datos arrojados por un estudio ordenado por la Policía el 73% de los apresados en el Gran Santo Domingo durante los meses de junio y julio por robos de celulares, motocicletas, atracos y otros delitos es reincidente. Tal vez sea conveniente que la institución del orden le pase esos datos a esos jueces tan benévolos que no parecen vivir en este país, o no leen los periódicos, ni salen a ningún sitio, ni tienen esposas, maridos, hijos, sobrinos o nietos por los cuales sentir aprensión cuando salen a la calle, donde al igual que a cualquier ciudadano los pueden matar para arrebatarle un celular o cualquier otra baratija. El destituído mayor general Manuel Castro Castillo se cansó de repetirlo: resolver el grave problema de inseguridad al que nos enfrentamos no es responsabilidad exclusiva de la Policía; y aunque no se le prestó atención, tal vez porque se pensó que era una forma de salirse por la tangente, lo cierto es que tenía razón. Los jueces tienen también que cumplir con su parte siendo mas severos con los reincidentes, a los que no hay ninguna excusa para no aplicarles todo el peso de la ley.