Solo conmigo se gana

Solo conmigo se gana

Luego de su repostulación y el respaldo de los partidos que fueron históricamente mayoritarios, la candidatura del actual presidente luce imbatible. Vencer esa cofradía bautizada como “gobierno de unidad nacional” amerita un convencimiento previo de que no es cierta la existencia de una bonanza económica que abarca a la mayoría de los ciudadanos, sino a un grupo de continuistas que se propone repartir un poco del erario entre grupitos remanentes de antiguos partidos del sistema y nuevos oportunistas, para garantizar su permanencia en el poder.

Quien tiene más votantes en la oposición es el Partido Revolucionario Moderno (PRM), cuyo candidato, Luis Abinader, ha sido ninguneado hasta por algunos de sus allegados, en tanto que Guillermo Moreno, Minou Tavárez, Fidel Santana, Max Puig, Hatuey Decamps, los “Vincho” (con su nuevo traje de opositores), etcétera, afirman, cada uno por su lado, que sólo ellos, encabezando un bloque opositor, garantizan el triunfo por sus atributos morales, intelectuales, históricos y capacidad como líderes, sobre-estimándose y subestimándome a mí, que soy: 1) A quien cuentan en las elecciones; 2) el que puede venderse y comprarse para cambiar los resultados; 3) el que hay que defender con uñas y dientes en las mesas electorales; 4) el que hace regidores, síndicos, diputados y senadores y 5) el que finalmente decide quién será presidente de la República. Yo soy el voto y la unidad es indispensable, no para defenderme o estar alrededor de un supuesto líder, hombre o mujer que hable o escriba bonito y repita con aire de académico todo lo que el pueblo sabe de memoria, sino para multiplicarme y legitimar mis apellidos que son “popular y mayoritario”.

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