Theresa May, quien sustituirá hoy a David Cameron como primer ministro británico, presentó este lunes un programa económico que sorprendió por su dureza con la élite británica empresarial y porque su discurso de presentación de campaña se centró más en hablar de cómo hacer de Reino Unido un país más justo que en la forma de negociar la salida de la Unión Europea. «No os equivoquéis», dijo ayer May en Birmingham. «El referéndum fue un voto para dejar la UE, pero fue un voto por un cambio serio», aseguró. Su programa promete vigilar de cerca a las grandes empresas y la forma en que están gobernadas; controlar lo que cobran los altos directivos; e incluir a los empleados en los consejos de las grandes corporaciones.
La política, que durante seis años ha sido la ministra de Interior, siempre ha querido pulir la mala imagen que el Partido Conservador tiene entre las clases más desfavorecidas. Algunos analistas en Reino Unido recordaron la semejanza de estas ideas con las de Ed Miliband -apodado Ed el Rojo y excandidato a primer ministro por el Partido Laborista-, que perdió las últimas elecciones generales frente a David Cameron. May, hija de un vicario protestante y educada en colegios públicos antes de estudiar en la Universidad de Oxford, se convertirá este miércoles en primera ministra del Reino Unido tras la renuncia de su rival Andrea Leadsom. La política conservadora aseguró que la economía necesita ser reformada para «permitir que más gente saque partido de la prosperidad». El eslogan de su campaña no deja lugar a dudas: «Un país que funcione para todos, no solo para unos pocos privilegiados». May insistió en que hay que dar más oportunidades a la gente y «ser más duros con el comportamiento irresponsable de las grandes corporaciones».
La próxima primera ministra enfatizó que quiere asegurarse de que las grandes empresas están bien gobernadas. «La gente que supuestamente las dirige debe rendir cuentas, sobre todo a los consejeros independientes. Pero en la práctica, todos pertenecen a los mismos círculos profesionales y el escrutinio que hacen es muy limitado», ha dicho May. «Si soy primera ministra -dijo antes de conocer que Leadsom iba a retirarse- vamos a cambiar esto y no solo tendremos a consumidores representados en los consejos sino también a representantes de los trabajadores», en referencia al modelo que siguen las grandes compañías alemanas.
Fue más allá y aseguró que mientras que el FTSE 100 cotiza al mismo nivel que hace 18 años, en el mismo periodo el salario de los altos directivos se ha triplicado.