JOSELIN RODRÍGUEZ
j.rodriguez@hoy.com.do
En medio de las luces y de una cortina de humo, Mickey Thomas y los demás integrantes de Starship entraron al escenario y de inmediato sintonizaron con el público al ritmo de Its not over (Till its over).
Eran las 10:15 de la noche, cuando el afamado grupo de rock estadounidense inició el concierto, en el que hizo un recorrido por los éxitos que le dieron a conocer en la lejana década de 1960 hasta estos días.
El Teatro La Fiesta del hotel Jaragua fue el lugar escogido para ese primer encuentro con el público local. Mientras se desplazaba con gracia y como dueño absoluto del escenario, Mickey Thomas, quien además de cantar permite que los demás miembros del grupo se luzcan, siguió el recital con No way out y Jane, este último uno de los primeros éxitos de la banda.
Gracias, muchas gracias. Ahora vamos a hablar de una chica diferente, dijo el artista en inglés a modo de introducción para la popular Sara. La algarabía se hizo sentir; mientras la interpretaba se ponía las manos en los oídos para oír cantar a la gente.
Con el clásico Nothings Gonna stop us now, lograron uno de los momentos más especiales en la casi hora y media que duró el concierto.
De sus inicios seleccionaron Miracles y Count on me.
Entre buena música y canciones, la noche transcurrió con temas como White rabbit, que entonó con su bella y potente voz la corista Stephanie Calvert.
Con Somebody to love, Set the night to music o Stranger, lograron subir el ánimo en la audiencia y les ganaron vítores.
Uno de los momentos culminantes fue cuando interpretaron We built this city. En esta canción, se pudo ver a Stephanie luchar con el cable del micrófono. Aunque con este tema se despidieron, y las luces permanecieron apagadas durante unos instantes, el público seguía esperando más, por lo que la banda regresó para regalar dos últimas canciones Find your way back y la repetición de Nothings gonna stop us now, con la que finalmente dijeron adiós a las 11:17 de la noche.
El público
Comportamiento
No se puede negar que en muchas ocasiones la audiencia se portó mal durante la actuación de Starship. Hubo momentos en los que algunos se pararon de sus asientos para ir a otras mesas y que también había otras personas que hablaban tan alto, que sus voces sobresalían por encima de las canciones. Una gran parte del concierto la gente se mostró sin vida y sin chispa, a pesar los esfuerzos de la banda.