Siempre se ha dicho que existe un subregistro de los hechos delictivos y de violencia que se producen en el país, que la Policía nunca nos informa sobre todo lo que ocurre, una herencia de la dictadura que la llegada de la democracia no ha podido desarraigar del cuerpo del orden, ni tampoco el internet y las redes sociales. Pero una cosa son los remanentes de esa mala costumbre de los tiempos del Jefe y su afán de controlar vidas y destinos y otra muy distinta ocultar información dizque para no alterar la paz pública, pues de lo que realmente se trata es de evitar, con ese ocultamiento, que se ponga en evidencia hasta dónde la Policía ha sido desbordada por la delincuencia y la criminalidad. Y eso, hay que decirlo, resulta contraproducente y peligroso, pues los ciudadanos tenemos derecho a conocer los verdaderos peligros que nos acechan cuando salimos a la calle para poder estar alertas o, en su defecto, resguardarnos en nuestras casas. Este diario puso en evidencia, en su edición de ayer, lo lejos que lleva ese escamoteo de información la Policía, que apenas reportó a los medios de comunicación la muerte de cinco personas durante el fin de semana que acaba de concluir, cuando la realidad de sus reportes internos, las llamadas “novedades del día”, indican que entre viernes y domingo perdieron la vida 20 personas y otras 24 resultaron heridas, en su mayoría durante hechos violentos registrados en las distintas provincias del país. Es probable que la actual jefatura crea que nos está haciendo un favor dosificando esas informaciones y, tal y como están las cosas, habrá que seguirle la corriente y creérselo, pues no quisiéramos pensar que esa fue la manera que encontró de enfrentar y reducir la violencia delictiva y criminal que nos tiene al coger el monte.