«Sueños de las Cariátides» de Gustavo Sierra

«Sueños de las Cariátides» de Gustavo Sierra

Desde la noche del pasado jueves 17 de marzo, en la Sala de Exposiciones de la Fundación Global Democracia y Desarrollo-FUNGLODE- (Capitán Eugenio de Marchena #26, La Esperilla), permanece abierta la exposición  titulada “Sueños de las Cariátides”, compuesta por 17 obras pictóricas realizadas en acrílica sobre tela y medianos formatos por Gustavo Sierra, quien, de entrada, en esta su primera muestra individual, se conecta con una apasionada y gloriosa estirpe de fabuladores e imagineros dominicanos en cuyas producciones plásticas operan primordialmente los territorios identitarios del sueño, la magia, la corporeidad femenina, la maravilla del paisaje -el sentido de la tierra- el “nonsense” de la sociorealidad, la  memoria y el deseo.

Con esta interesante “carta de presentación” que constituye un extracto bien reducido de su más reciente serie  pictórica y sobre las olas del “tsunami” espiritual de la imaginación, Gustavo Sierra, consagrado profesional de la arquitectura, decide ahora el incendio pasional de algunas naves y otras tantas arqueologías del saber -“renovarse o morir”-(Van Gogh), retomando el viaje interrumpido de la libertad y la práctica creadoras y “surfeando” riesgosamente sobre los excitantes “acantilados” de la realidad artística dominicana de estos instantes.

Con sus “Sueños de las Cariátides”, Gustavo Sierra celebra la belleza de la diversidad de la vida y de la condición femenina, en fin,  la riqueza simbólica que “guardan” los elementos de la naturaleza, los ritos, ritmos y signos culturales como transparencias de la memoria y el deseo.  Al mismo tiempo, el artista rinde un hermoso homenaje a la mujer dominicana y Caribeña. Esto último se aprecia especialmente en obras como “Arrullo”, “Gema azul”, “Bodeguera”, “Piedra preciosa”,  “Influencia floral”, “Perla marina”, “Criolla, “Rumbera” “Ritmo tropical”, saturadas de inquietudes, deseos y sentimientos, expresados con sinceridad y enfática libertad formal.  En cada una de estas obras el rostro femenino es motivo focal y reiterativo.

En sus pinturas, Gustavo Sierra representa a la mujer en distintas situaciones vitales, emotivas o expresivas y casi siempre desprovista de artificios sensuales, confiriendo así una dignidad muy particular  al personaje.  Estas obras nos revelan un mundo de imágenes frescas, “exóticas”, placenteras, nostálgicas, satisfactorias y esperanzadas.

Definitivamente, “Arrullo” es la obra de mejor factura y mayores resortes formales en la muestra. Aquí, el relato pictórico del martirio de las heroínas Mirabal resulta pulverizado y ahora estamos ante la “paradisiaca”, inquietante y “desprejuiciada” insinuación  de la memoria de la Patria.

La pasión intensa, lúcida y reflexiva por los secretos del oficio, las tecnologías, los soportes y los límites -si es que los hay todavía- de la práctica pictórica es la clave conectiva de Gustavo Sierra con la “escuela dominicana” y las producciones pictóricas de figuras esenciales de nuestra modernidad, tales como Jaime Colson, Gilberto Hernández Ortega, Yoryi Morel, Marianela Jiménez, Eligio Pichardo, Paul Giudicelli, Ada Balcácer, Fernando Peña Defilló, Guillo Pérez, Cándido Bidó, Ramón Oviedo, Ramírez Conde, José Cestero, Iván Tovar, Jorge Severino, Antonio Prats Ventós, Elsa Núñez, Rosa Tavárez, Alberto Ulloa, auténticos cultivadores de una pasión sublimada por asuntos como la rigurosidad formal a la hora de expresar o materializar los contenidos objetivos y conceptuales del objeto estético, la inminencia constante de lo superreal, la profunda compenetración existencial con el médium pictórico, la misma pasión por la línea, el dibujo, las transparencias, los juegos de luces y sombras y siempre la  vital policromía.

Esa misma pasión es la que lleva a Sierra al estudio profundo  de la creación artística occidental del siglo XX, así como a la asimilación y recreación a partir de  los mejores hallazgos de la pintura dominicana de la modernidad: “El arte es un camino trillado en que todos recibimos el aporte de los maestros que nos preceden, en mi caso, puedo citar a todos los artistas plásticos dominicanos (pintores, escultores y arquitectos) mayores. Merecen mi admiración y reconocimiento”.

La actitud eminentemente ética, distintiva de la personalidad de Gustavo Sierra, lo lleva a asumir la creación pictórica como un “proceso” que inicia en su mente y le permite un estado de continua reflexión y a la vez “dialogar con los otros de modo visual y táctil mediante formas espontáneas que manan, tanto de mi experiencia subconsciente como de mi intuición, alimentada por la observación del entorno objetivo, que me es tangible y palpable mediante la materia, la cultura y el cálido y luminoso espectro tropical… Desde mi óptica, la pintura al igual que el habla, la actuación, la música y la danza es una plataforma para proponer una inmensa cantidad de ideas acerca de cosas pequeñas, así como de grandes procesos”.

Gustavo A. Fernández Sierra

Nace en La Vega en 1951. Sierra ha incursionado en el arte de mural, escenografía, escultura de papel, pre moldeado industrial e ilustración de proyectos. Durante su infancia y adolescencia cursó estudios de dibujo artístico en diferentes academias de arte del país. Es diplomado en Arquitectura, carrera a la  que ha dedicado la mayor parte de su tiempo. También ha incursionado en el arte mural, escenografía, escultura de papel, pre moldeado industrial e ilustración de proyectos.  Realizó estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes y en la Escuela de Arte de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña -UNPHU-, bajo la orientación directa del maestro Antonio Prats Ventós.

Su conexión y trayectoria con la práctica artística inician cuando, en la niñez,  descubre un fragmento de un mapa cartográfico: “Aquellas áreas de contorno irregular y variados colores fueron las “vocales” de mi segundo lenguaje, les siguieron los papeles de envolver, lápices de color, la escuela de dibujo (1957-1962), prácticas pintando sobre cartón, la Escuela de Arquitectura y el tiempo como instructor de dibujo, diseño, maquetería y técnicas de cantería.  Puedo concluir que desde los seis años de edad, al igual que hablo español como lengua materna, también me expreso en el lenguaje de líneas, colores, formas, texturas y volúmenes o dicho en otras palabras, diseño y pinto”. Desde 1970 ha tenido la pintura artística como actividad paralela sólo para uso personal. Ahora ha decidido compartir su obra con el público bajo el nombre artístico de GF.Sierra.

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