El suicidio es la nueva pandemia mundial de la que no escapa nuestro país, superando las muertes por diferentes tipos de cáncer, conforme precisan psiquiatras, psicólogos y tratadistas de la conducta humana, más frecuentes en hombres que en mujeres.
Los motivos que inducen al suicidio en primer plano los identifico, sin ser profesional de la conducta humana pero sí observador del proceder generalizado de mi sociedad, en la ausencia de metas y valor personal para enfrentar los retos de la vida de una persona.
Siempre he concebido que en vez de dificultades, los retos son el escabeche de la vida, y en un arqueo psíquico retrospectivo, he comprobado que todos los retos que he enfrentado los he superado con esfuerzo propio, firme voluntad, o con el simple cedazo del tiempo.
He aprendido que todos los problemas tienen soluciones, y el quid del asunto reside en entender que se resuelven no con la prisa que queremos, sino cuando el tiempo lo determina, siendo el ingrediente de la paciencia vital.
En nuestro país se registraron en los últimos seis años 3,629 suicidios, 582 por año, 50 por mes, casi uno diario, siendo los motivos la depresión ante la circunstancial dificultad de superar una situación mortificante, que genera estrés; bipolaridad, baja autoestima (pendejismo), laboral, confrontación de parejas, esquizofrenia, paranoia, económicos, y enfermedad final, siendo más frecuentes entre los 20 y 40 años y diez y 24 años.
La gran mayoría de traumas psicológicos no son tratados porque una consulta cuesta tres mil pesos, y SENASA no cubre esa patología, que debe incorporar a la seguridad social, porque no pueden pagar un tratamiento psiquiátrico, perdiéndose muchas vidas por inoperancia estatal.