Al recorrer las calles de Haina, no es muy difícil identificar que se trata de un poblado amante del deporte y principalmente del béisbol.
Allí creció y se formó como pelotero el toletero dominicano David Ortiz, quien anunció para esta temporada su retiro, luego de 20 años en el béisbol de las Grandes Ligas.
En el estadio Tomás Santana, a escasos metros de la playa Los Gringos, Ortiz pulió las herramientas de gran bateador.
“Trabajábamos horas y horas; David era un tipo incansable”, contó Pedro Daniel, el entrenador que trabajó con Ortiz desde los 13 años y hasta el momento de su firma en Haina.
Y a poca distancia también se encuentra la casa donde Ortiz vivía al momento de convertirse en pelotero profesional.
Una casa de dos pisos, pintada de blanco y verde donde los moradores actuales cuentan cómo mucha gente le recuerda que allí vivió en un momento, uno de los mejores peloteros dominicanos que ha pisado un terreno de béisbol.
Ortiz, sin duda alguna, con sus 534 cuadrangulares de por vida, y su tremenda forma de ser, se ha ganado el cariño de todos en este país.