Ante el anuncio de Tata Steel de que abandonará Reino Unido lo más pronto que pueda, desatando la preocupación de los más de 15,000 trabajadores del sector, el primer ministro conservador, David Cameron, ha reaccionado no descartando una nacionalización «temporal» si no aparece un comprador pronto.
La empresa ha justificado su decisión aludiendo al «rápido deterioro» de las condiciones en el Reino Unido y en Europa, debido a factores como los excedentes globales de suministros de acero, la caída de las exportaciones a Europa, los elevados costes y la actual volatilidad de la divisa.
Esos elementos, según Tata, «probablemente continuarán en el futuro y han tenido un impacto significativo en la posición competitiva a largo plazo de las operaciones en el Reino Unido».
El Gobierno ha respondido de forma inmediata y contundente al anuncio, y ha explicado que «trabaja sin descanso para explorar todas las opciones viables, con el objetivo de mantener al sector británico del acero en el corazón de la base industrial del país».
En la cadena radiofónica Radio 4, la ministra de Economía Anna Soubry ha dejado claro que el ejecutivo será creativo si es necesario.
«¿Quiere decir…», le han preguntado, «…que un Gobierno Conservador podría estar listo para hacerse con la propiedad de la acerera?».
La respuesta de Soubry no deja lugar a dudas de la incomodidad que la idea suscita en las filas del partido de derechas, pero tampoco de la determinación del ejecutivo.
«No estoy segura de que ser propietario sea el término correcto», ha intentado explicar Soubry.