Mientras los expertos de la Organización Para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) tratan de llegar a Duma, para indagar si fuerzas oficialistas sirias lanzaron un ataque con gases neurotóxicos que -según informes de Estados Unidos- dejó 40 muertos, entre ellos niños y mujeres, y que fue la excusa para EEUU, Francia y Gran Bretaña bombardear a Siria la semana pasada, crecen las dudas. ¿Tratan sirios y rusos de ganar tiempo y borrar rastros del tóxico? O no hubo tal ataque. ¿Porque el gobierno sirio usa este método cuando tiene prácticamente la guerra ganada? Mientras tanto se espera que la OPAQ haga su trabajo y presente su informe.
¿Y qué es la OPAQ?.- Reconocida por casi todos los países miembros de las Naciones Unidas, la OPAQ funciona desde 1997 y es fruto de la Convención sobre Prohibición de la Producción, Almacenamiento y Empleo de Armas Químicas (CAQ) pactada en 1993. Su función principal es realizar inspecciones sorpresas en los estados miembros e informar a la ONU si alguno viola los acuerdos de la CAQ. Tiene su sede en La Haya, Países Bajos, y en 2013 recibió el Premio Nobel de la Paz. Sobre la CAQ es bueno decir que Corea del Norte, Angola, Egipto y Sudán no lo han firmado. Mientras Myanmar no lo ha ratificado. Lo curioso es que el Consejo de ONU lo integran EEUU, Rusia, Inglaterra, Francia y China, las potencias que más armas químicas almacenan.
El chiste malo de Macron.- Y volviendo a Siria, expertos estiman que lo de menos es el resultado de las indagatorias de la OPAQ, ya que con el bombardeo EEUU y sus aliados europeos enviaron su mensaje. Pues, es bien sabido que en su larga guerra contra grupos rebeldes, el presidente sirio Bashar al Assad cuenta con el apoyo de Rusia, Irán y el grupo libanés chiita Hizbulá. Y el mensaje de Washington, con bombardear a Siria, podría estar dirigido a rusos e iraníes. Mientras tanto, luego del ataque, los discursos que han dado lastimas han sido los de los aliados europeos. Por ejemplo, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, se le escapó un poco la burla al decir: que “los bombardeos en Siria son un acto de represión, no un acto de guerra”. Que francés más gracioso.