Testigo de una “visita sorpresa”

Testigo de una  “visita sorpresa”

A insistencia suya, el autor de este reportaje fue invitado a participar en el encuentro semanal sorpresa del presidente Danilo Medina, por pura y ansiosa curiosidad periodística, por considerar que la realidad que se vive en el país es diferente a la que frecuentemente observa desde su cómodo escritorio.

VILLA ISABELA, Puerto Plata.— “¡Ahora le toca el turno al señor Presidente!”, dijo el presentador ante los varios cientos de ganaderos, productores agrícolas, campesinos y dirigentes comunitarios, reunidos bajo una extensa carpa al lado de un centro de acopio de leche. El calor es intenso y el paisaje alrededor es seco y agreste. La naturaleza no ha dejado caer una gota de agua en los últimos once meses.

La ganadería, una de las fuentes principales de actividad económica de la zona, agoniza. Los pastos se han secado y el agua para el ganado escasea. Ninguno de los presentes recordaba una sequía similar en años. La producción de leche ha mermado y los asistentes han hecho un extenso relato de sus precariedades. El presidente Danilo Medina ha permanecido sentado escuchando atentamente cada una de las exposiciones. Su rostro se mueve en una y otra dirección observando las expresiones de los concurrentes, quienes también escuchan atentos cuanto allí se dice. Es domingo, 4 de octubre, y el Presidente asiste a una nueva “visita sorpresa”.

Puesto de pie comienza a dar respuesta a las inquietudes externadas. Son muy pocas las quejas. Pero muchos y diversos los planteamientos. El sacerdote aboga por su parroquia, el líder de los ganaderos por las vacas que enflaquecen debido a la fuerte sequía, los campesinos por un nuevo asentamiento, el comunitario por un autobús escolar. Nadie pide regalos. La mayoría espera el soporte del Gobierno para encarar con su propio esfuerzo los retos a que se enfrentan. El ambiente es tranquilo y amigable, a pesar del intenso calor.

Sin notas en sus manos, el presidente Medina empieza a responder una por una las exposiciones, en orden casi cronológico, sin pasar por alto a ninguno de los grupos frente a él. “Comenzamos por usted, padre”, dijo dirigiéndose al sacerdote. La terminación de la parroquia quedaría a cargo de la Oisoe y los problemas de orificios en la carretera en manos del ministro de Obras Públicas, Gonzalo Castillo, quien de inmediato se hizo cargo del caso.

Dada la variedad de los planteamientos, convoca para el martes en el mismo lugar. “No tienen que venir todos”, bastaría con los directivos de los grupos presentes con los funcionarios de cada ministerio responsable de las áreas de acción relacionadas con los problemas. Pero eso fue apenas el comienzo. Sobre el autobús, les dijo que está obligado a ajustarse a la ley de Compras y Contrataciones “porque también es mi protección cuando me vaya de la Presidencia”. Mucha gente quiere, agregó, que le faciliten cosas al vapor, pero “yo he querido” que las compras del Estado se hagan en función de esa ley, por lo que es preciso caminar un proceso “que a veces se toma hasta seis meses”. Ahí intervino el ministro Administrativo, José Ramón Peralta, para asegurar que en un par de semanas llegaría el vehículo.

La preocupación gira alrededor de la precaria situación del ganado. A falta de agua, han pedido pacas para alimentar a los animales, preservar cierto nivel de producción de leche, con lo que se preservaría la estabilidad de la naciente industria quesera de la zona. La reactivación del turismo, con la construcción de un puerto para cruceros en la provincia les abre nuevas oportunidades a los productores, que han dicho estar conscientes de que deben reinventarse. Las exigencias del mercado no reservan espacios para la industria de queso artesanal. El Presidente promete ayudarles y allí están los administradores del Fondo Agropecuario, Feda, y el Banco Agrícola.
A causa de la escasez de agua, un animal puede consumir hasta cuatro pacas al día.

El Presidente plantea una salida rápida temporal. A través de una licitación, las pacas pueden dilatarse.

Con una donación del Estado, las asociaciones pueden adquirir las que necesitan. “Yo les voy a facilitar los recursos para que compren 50 mil pacas. Se lo vamos a facilitar a través del Feda…”, para que les pueda llegar con un financiamiento del 5%, y puedan discutir una gracia antes de comenzar a pagar.

El Presidente parecía a gusto con los temas. Les recordó que en cada reunión pasada les había dicho la importancia de agregar valor a la materia prima, a la cadena de distribución “para que sean ustedes los productores originales los que se beneficien del sudor de su frente”, que reciban los recursos que llegan a los intermediarios. “¿Cuántos de ustedes son ganaderos?, preguntó”. Muy bien, eso ayuda porque lo que queremos es crear una sociedad que tenga poder de compra y capacidad de consumo. Entonces el Gobierno se encargará de dar la asistencia técnica”.

Según el Presidente a medida que crece la clase media a nivel mundial el consumo de carne se expande. Los ganaderos dominicanos deben prepararse para aprovecharse de ello. Si el consumo de ese alimento creciera en un 25% en los países en vías de desarrollo, el consumo se multiplicará por dos y no se fácil conseguirlo, por lo que los exhortó a trabajar con denuedo para beneficiarse de ello. El deseo del gobierno, dijo, es preparar a los productores para cuando ese aumento del consumo mundial ocurra, especialmente en la región centroamericana.

Para terminar, el Presidente les recordó que el dinero que reciben no es un regalo “porque yo no tengo dinero, ni lo tienen los funcionarios”, El dinero se les presta para apoyarlos, pero ese dinero tiene que volver. “Se los estamos prestando a una tasa de interés bien baja para que no constituya una carga”, con la posibilidad de discutir un tiempo de gracia. El caso es que si el dinero no regresa al Estado, el programa se cae y hay gente, dijo, que quieren desacreditarlo “porque no tienen interés en que esto funcione”.

Tras dos horas de intercambio la visita del mandatario dejó de ser una sorpresa. Se había cumplido otra vez el propósito presidencial de proseguir su muy peculiar diálogo con la nación a través de sus contactos semanales con los grupos organizados y comunitarios en todo el territorio nacional. Los frutos de esos encuentros no siempre conllevan resultados materiales. Pero dejan entre los participantes la huella intangible del valor de sentirse importantes y ocupar la atención de quien ostenta el más alto cargo de la nación, al que nunca la mayoría de ellos jamás pensaron tener tan cerca y como iguales.

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