Testimonios de esperanza

Testimonios de esperanza

Rossy espera a la puerta del consultorio del doctor Andrés Lugo Vizcaíno, oncólogo en el Instituto de Oncología Dr. Heriberto Pieter, con su mejor arma en las manos: la historia de su vida como sobreviviente de cáncer de mama, que compartirá con las pacientes que enfrenten la enfermedad como muestra fehaciente de que hay esperanza de vida después de diagnosticada esta enfermedad.

Así como ella, otras voluntarias del instituto, como Mildred Fernández y Altagracia Tejera, han pasado por allí para dar aliento en un momento vital para las pacientes de cáncer, cuando salen con el diagnóstico en las manos y necesitan la motivación para no dejarse caer, ni negarse al tratamiento.

“Nosotras tratamos de darle ese apoyo que necesitan. Vamos con el pelo bonito, maquilladas… les digo que hace seis años yo no tenía nada de pelo por la quimio, pero ya lo tengo largo… lo importante es que cuando ellas nos vean digan si ella pudo, yo también puedo”, dice Rossy.

Altagracia y Mildred hacen lo mismo, pero ahora desde el Departamento de Oncología Médica, donde el apoyo emocional es tan importante como el tratamiento médico.

“Muchas personas van ahí con depresiones, dolor, incapacidad, impotencia… y para ellas a veces vale más recibir información que le dé aliento en vez otro tipo de ayuda. Es hermoso cuando una paciente va para quimioterapia y te da una sonrisa agradeciéndote por las palabras que le dijiste, que ella desconocía”, destaca Mildred.

La misión principal de estas voluntarias es acompañar al paciente de cáncer en su tratamiento. Pero su mayor deseo, en este Día Internacional del Cáncer de Mama, es invitar a la prevención.

“La mayoría de las mujeres va al médico cuando ya es tarde. Es importante que sepan que el cáncer no da síntomas, y cuando lo hace es porque ya está en una etapa muy avanzada. Si la mujer se hace su chequeo siempre y se detecta cualquier anomalía a tiempo, no tiene que morir de cáncer”, señala Altagracia.

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