No todo se dice

No todo se dice

Inicio con esta expresión, porque me dejó mucho para reflexionar lo que hace apenas dos o tres días escuché de la conductora del Programa Buenos Días con Jesús, de Vida FM, cuando expresó que hay cosas que mejor se guardan en su corazón, porque si no van a aportar nada, es mejor no decirlas.

¡Cuánta verdad! Es increíble el efecto que producen las cosas que decimos. La mayoría de las veces no nos damos cuenta de lo que decimos y mucho menos de las consecuencias, porque las palabras encierran un gran poder que la mayoría de las personas desconoce, sin embargo, cada día se comprueba más y más que las palabras y los pensamientos trabajan sobre tu cerebro, tu energía y tu realidad.

Uno de los atributos más obvios y significativos de los humanos es la habilidad para comunicarse por medio del habla. Esta habilidad innata es frecuentemente la fuente de consternación cuando lo que decimos al calor del momento es algo que después deseamos no haber dicho, o haberlo dicho de otra manera; esto le sucede a todo el mundo, algunas veces el truco es recordarlo. Mayormente esto sucede cuando respondemos rápidamente en situaciones estresantes, o durante una discusión, aunque esto puede pasar en cualquier momento. Reconocer que no siempre decimos lo que quisiéramos comunicar es algo importante, cómo ayudar a mitigar ese problema, que no es difícil, pero requiere de algunos cambios de conducta. La meta es estar consciente de cuándo hablar natural y fluidamente y cuándo pensar antes de hablar… y cuándo no hablar del todo. Hay momentos en que es mejor dejar nuestros pensamientos donde están, dentro de nosotros, ya sea porque no han madurado o porque no es el momento de decirlos. Y antes de decir algo, por favor, piénsalo. Hay palabras que no tienen vuelta atrás.

“Dios nos dio dos oídos y una sola boca, usémosla en esa misma proporción”, es decir escucha más y habla menos. Y si abres la boca, por favor, trata de construir al hablar en vez de destruir. Cuando sabemos que puede lastimar a alguien, no es necesario decirlo… palabras que salen de nuestros labios difícilmente son borrados de la memoria de quien las escucha, sean buenas o malas, creo que debemos pensar muuuy bien y sobre todo con la mente fría, antes de decir cualquier cosa.

Un sabio decía que si los seres humanos valoraran el poder de la palabra casi siempre estarían callados. Y a ciencia cierta, “no siempre los puñales están en la mano, muchas veces están en las palabras”, como dijo Shakespeare. Por esto, todos debemos ser bien conscientes de las palabras que pronunciamos con ligereza.

Definitivamente, sólo debemos hablar si nuestras palabras tienen más valor que nuestro silencio. Antes de hablar, debemos preguntarnos si lo que vamos a decir es justo, amoroso y verdadero. “No es necesario decir todo lo que se piensa, lo que si es necesario es pensar todo lo que se dice”.

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