Todos amamos a Shirley Valentine

Todos amamos a Shirley Valentine

La obra del autor británico Willy Russell, “Yo amo a Shirley Valentine”, protagonizada por la actriz Xiomara Rodríguez y dirigida por Gilberto Valenzuela, llega a la sala Ravelo en una producción de Raúl Méndez.
La obra de Russel es un formidable monólogo en apariencia sencillo, que narra en clave de humor, la historia de una mujer de clase media –Shirley Valentine– que ha dedicado su vida a ser la esposa sumisa y complaciente y la madre abnegada. Es una típica mujer común de la época en que fue escrita la obra en la década de los 80 del siglo pasado, que por cierto nos resulta familiar. Pero detrás de su simple vida se esconde todo un mundo de frustraciones e inconformidades.
Presa de la soledad, agobiada por la rutina luego de más de veinte años de matrimonio, y ante la ausencia de los hijos, que han hecho vida aparte, Shirley Valentine siente la necesidad de vivir, de liberarse, de reencontrarse a sí misma, recuperar su vida y abandonar al marido.
¿Acaso un atisbo de feminismo? No, solo pretende su independencia como mujer, pero aparentemente no tiene valor para dar el paso. En principio todo queda expuesto, pero puede cambiar, surge la alternativa, especie de conflicto, sin el cual no habría teatro.
Shirley recibe una invitación de una amiga recién divorciada, para pasar dos semanas de vacaciones en Grecia. Presa de la duda, finalmente decide acompañarla, sin comunicarle su decisión de viajar a su marido, al que solo deja una nota, por temor a su negativa. Shirley descubre otro mundo, asoma una luz en su vida, que lo cambiará todo.

La puesta en escena. Shirley Valentine se encuentra en la cocina-comedor de su apartamento, en el que no falta un solo detalle, situado en una zona de Santo Domingo, y –dada su soledad– mantiene una conversación con una pared. Conocemos entonces las interioridades de su vida anodina, su ignorancia en materia sexual, que la llevó a descubrir el punto de placer, luego de haber procreado dos hijos… se ríe de sí misma, todo está expuesto con tan exquisita ironía que logra la empatía con el público.
Xiomara Rodríguez interpreta a Shirley con naturalidad, su histrionismo se decanta en los cambios de voz al evocar personajes, con los que construye un juego escénico fascinante; pero mientras habla, continúa con sus quehaceres domésticos, prepara el desayuno, pela las papas y las fríe junto a los huevos; nada es ficticio, es puro naturalismo al punto de que el olor del aceite frito inunda la sala. Con el desarrollo de la acción pautada a un ritmo sostenido por el director, se produce un cambio en Shirley, se le ve decidida, toma una pose confiada y coqueta… se apagan las luces.
En medio de la penumbra ocurre un cambio escenográfico frente a nosotros, resuelto de manera magistral. La movilidad se convierte en una especie de “divertimento”. Luego se ilumina todo y como en un amanecer, encontramos a Shirley Valentine disfrutando de la vida en una paradisíaca isla griega, quizás la idílica Santorini, mientras se escuchan los primeros acordes del “Sirtaki” de Zorba el griego, y al introducirse acompañada, en las aguas del Egeo, se despoja de sus ataduras, vuelve a ser ella. Con nuevos matices interpretativos y una identificación total con el personaje, Xiomara Rodríguez da vida a esta nueva Shirley logrando que todos nos identifiquemos con ella y la amemos, pero finalmente consigue que la amemos a ella, a Xiomara Rodríguez, por su gran talento y poder de comunicación. El texto guarda aún muchas sorpresas, mientras el ritmo de la acción va creciendo.
En toda puesta en escena hay una mano maestra que da forma, que totaliza el espectáculo. Gilberto Valenzuela ha hecho un trabajo de filigrana. La obra adaptada por Aidita Selman a nuestra realidad es un punto a destacar, el humor inglés subyace, pero el color local se impone. Las escenografías detallistas de Fidel López ambientan ambos escenarios y las luces, diseñadas por el experto Bienvenido Miranda, enfatizan momentos.
Saludamos el regreso a nuestros escenarios de Xiomara Rodríguez, e invitamos al público a disfrutar de esta magnífica obra.

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