Los testimonios sobre el deterioro de la salud de quienes habitan en la zona de impacto de la construcción del puente por donde el Metro cruzará hacia Santo Domingo Este son escalofriantes, debido al polvo, ruido, temblor por el trabajo de aparatos pesados y las luces reflectoras en la noche.
Sin embargo, los afectados, que aún no han sido censados por la Oficina Para el Reordenamiento del Transporte (Opret) rechazan ser compensados y dejado en el lugar, como ha propuesto el organismo y exigen ser reubicados en un lugar seguro.
Los testimonios fueron recogido durante un levantamiento hecho por Ciudad Alternativa, institución que rechaza el método de la Opret de entregar dinero a las familias para que abandonen el lugar y compren en otros lugares, porque los recursos que reciben no alcanzar para una propiedad en un lugar digno.
Margot Gómez, informó que el subdirector de la Opret, Leonel Carrasco bajó ayer a Ribera del Ozama y se comprometió a negociar con algunas familias, 37 en total, pero que deja en el peligro a más de diez ubicadas a la misma distancia de donde se perforan los hoyos para las columnas del puente que soportará el Metro.