Tragedia médico-forense

Tragedia médico-forense

Al atardecer del último día de noviembre de 2018, misteriosamente un ave marina sobrevolaba los cielos justo alrededor del terreno que alberga el edificio del Instituto Nacional de Patología Dr. Sergio Sarita Valdez. Coincidía que allí precisamente en ese momento nos dábamos cita todo el elenco que compone la familia de residentes y antiguos alumnos de la Escuela Formadora de Médicos Forenses del país. ¿Qué nos convocaba en tan memorable tarde? La noble y dolorosa misión de despedir los restos mortales de una muy querida alumna quien arribaba a su morada de entrenamiento para un encuentro final previo a su inhumación. Era la segunda víctima en menos de 24 horas de un terrible accidente automovilístico en donde cuatro residentes forenses y uno de Anatomía Patológica fueron lesionados, dos de ellas de carácter mortal.
Frente a familiares, allegados y colegas congregados expresamos: “Reunidos estamos en esta solemne y triste ceremonia para despedir a una hija de esta institución. Cual paloma que regresa a su palomar has venido a extendernos un temprano adiós.
Tu partida a destiempo es la dolorosa confirmación de la pesarosa ley del azar. Ya lo habría de decir el poeta: saben el hombre y la mujer cuando y donde nacen, más ninguno sabe cuando y donde ha de morir. La muerte física es inevitable pero también es inevitable que guardemos en la memoria tu dulce recuerdo, el cual perdurará en cada uno de los presentes y en todos los que tuvieron la inmensa dicha de conocerte. Mariel siempre te pedí que entendieras el por qué demandaba cada día más y más de tu persona. Es que conocía de tu potencial capacidad y de la gran reserva de tu inteligencia. ¡Tú así lo comprendiste! La última vez que en vida te hablé en la Unidad de Cuidados Intensivos, vi tu rostro lleno de fe reflejando una señal de lucha por la vida. Es que tú nunca te dejaste vencer por grandes que parecieran los escollos.
Sé que cual que sea el lugar del Cosmos en que habites, tus ondas seguirán vibrando con fe y dinamismo. Los que quedamos no te decimos adiós, te decimos hasta luego. Uno a uno iremos agregándole a la gran caravana de gente buena a la que periódicamente convoca el azar. Hoy lo hizo contigo. Estamos todos haciendo turno. ¡Hasta luego, Mariel! Tu memoria sigue viva en ésta, tu gran familia forense de la que ya eres una eterna parte”.
Este honra fúnebre en nuestra sede central a la doctora Mariel Colón, la hicimos extensiva a la doctora Mirla de León, fallecida el día anterior y a quien por razones atendibles no fue posible velarle en el Instituto de Patología. Es la primera vez, desde que se fundara la Residencia de Medicina Forense en el 1996, en donde perdemos trágicamente en un aparatoso accidente vehicular, dos vidas jóvenes, cuando aún no habían completado 17 meses de entrenamiento.
El país ha sufrido dos bajas importantes; jóvenes cargadas de fe en su país y dispuestas a darlo todo a favor de experticias médico-forenses de calidad; con abnegada virtud y con una entrega sin descanso hasta encontrar la respuesta científica al por qué se muere la gente.
¡Cuán lejos de pensar estaban ustedes hace nueve días, del fatídico encuentro con la siniestra guadaña, luego de haber disfrutado un típico almuerzo en la legendaria ciudad de Moca!

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