A woman browses around a store in central Athens, Monday, Aug. 20, 2018, on the day that Greece's eight-year crisis will be officially over. Despite this deadline few Greeks see cause for celebration, though the economy is once again growing modestly and state finances are improving, exports are up and unemployment is down from a ghastly 28 percent high.(Panayiotis Tzamaros / InTime News via AP)
Ocho años, tres rescates, un corralito, un default y 273 mil millones de euros -32 mil del FMI- después, Grecia salió ayer de su último programa de ajuste, cuya negociación casi acaba con el euro en 2015.
Grecia sale de su tercer rescate pero no está ni mucho menos salvada, tras perder el 25% de su PIB en esos ocho años, afirma una publicación del diario español El Mundo.
Agrega que el legado de la crisis griega es una dolorosa realidad para sus ciudadanos que han perdido el 40% de su poder adquisitivo.
La deuda griega casi dobla su PIB (180%), el paro continúa en cifras desorbitadas (20,2% y 42,3% entre los menores de 25 años) y los niveles de pobreza y exclusión social, que alcanza al 35,6% de la población, son alarmantes. Aunque consciente de que queda mucho por hacer, Bruselas también cree que hay datos para la esperanza.
El crecimiento, que se situó en un 1,4% en 2017, ha vuelto a Grecia; las finanzas del país son más sostenibles con un superávit del 0,4% el pasado año y la confianza de los mercados, el rendimiento de los bonos a 10 años ha pasado 23,9% en 2012 a menos del 4% en 2018, se va restaurando poco a poco.
La Comisión entiende que la mejora de la situación es fruto de un programa de reformas estructurales sin precedentes que sienta las bases para la estabilidad, el crecimiento y la sostenibilidad, algún día, de las finanzas helenas. Pero no es suficiente.
«Grecia necesita un crecimiento mayor, más inclusivo y sostenido», coincide el jefe de la misión del Fondo Moneterio Interncional (FMI) en el país, Peter Dohlman.