“Travesuras” en la pasada JCE

“Travesuras” en la pasada JCE

Guido Gómez Mazara.

De conformidad con la ley de Libre Acceso a la Información Pública 200-04 podríamos obtener toda la documentación capaz de revelar los vericuetos, conexiones y tinglado construido alrededor de la gestión pasada en la JCE, y potencial pieza de escarnio. Así, la ciudadanía estaría al tanto del manejo de fondos públicos que retratan una reiterada cultura en la vida nuestra: no existe un régimen de consecuencias porque los servidores transfieren dinero de todos en bolsillos privados y la complicidad los envía a sus hogares para disfrutar de esas riquezas.
Alarma que los concursos para construir oficialías tengan en los “dichosos” ingenieros Mata, Jiménez y Guaba una extraña coincidencia de ser favorecidos en los procesos de obtención de las edificaciones. Inclusive, en la levantada en Valverde, en el relleno sanitario se gastaron 16 millones de pesos que, ante la supervisión del Codia, no pudo certificarse como manda la ley. El festín siguió, y tanto en lo concerniente a la verja principal del órgano electoral como en la construcción del restaurante, los rumores sobre los profesionales responsables de la obra y montos provocan toda clase de comentarios.
Respecto a las políticas de compras es bueno consignar que el formalismo de licitar representa una fuente para favorecer a gente muy cercana. Aunque se ampararon en “concursar”, las compañías KRAMT, Grabo Estilo y Sabeled Sport tienen cosas que decir sobre presiones, peajes y colindancias con ejecutivos importantes de esa institución. Además, la horrible experiencia de la empresa Suplidores Hermanos DC, al momento de competir por los chalecos utilizados en las pasadas elecciones llevó a su principal ejecutivo a resistirse ante la “sugerencia” de no participar debido al “compromiso” de asignar el concurso.
La canastas navideñas representaron una fuente de asignación y beneficios a familiares de ex titulares que “ganaban” cuotas altísimas para que todos los diciembre la JCE expresara su “solidaridad”. Sí las dudas afloran, un hombre decente que lleva años encabezando procesos de licitación y de experiencia administrativa en el mundo de los periódicos puede testimoniar de las visitas y llamadas de damas distinguidas bien conectadas con el poder político.
Existe una auditoria visual capaz de transferir a los ciudadanos la validación de conductas honestas debido al triste es pectáculo de servidores que no pueden con el salario recibido explicar estilos de vida opulentos. El clásico ejecutivo de la JCE tiene salarios buenos, pero éstos no se pueden asociar con modelos de derroche inexplicables. Por eso, llama la atención que un funcionario adquiera la compañía de cable en El Cercado y pueda comprarle la casa al funcionario de mayor jerarquía en la institución, sin historia económica ventajosa. Peor aún, siendo su esposa la segunda ficha de importancia en el área administrativa dentro del organismo llamado a arbitrar las elecciones. Extraño, no?
La relación de la prensa con la pasada gestión constituye un fiel ejemplo de los factores que distorsionan la eficiencia de un desempeño que se torna popular y bueno en la medida de que, muchísimo dinero, llegaba a manos de comunicadores y el área de relaciones públicas tiene de manera fija a 54 periodistas destinados a constituirse en repetidores de las bondades del pagador. Esas aberraciones provocaron “el respaldo” e interés mediático de una propuesta originada por un empleado del Departamento de Defunciones, amparado en el Ateneo Dominicano y proponente de la permanencia del Ex Presidente de la JCE. Caramba!

Para la salud de la nueva gestión y el verdadero proceso de saneamiento institucional es indispensable desmontar toda una estructura que mantiene amarrado al órgano electoral. Tanto en el ámbito de lo ético, las redes de complicidad y negocios edificados alrededor de componendas y artimañas que explican los saltos financieros de gente de origen muy humilde.

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