NUEVO LAREDO, México. La detención de tres miembros del cártel del Glofo provocó un nuevo choque entre fuerzas federales y narcotraficantes en la ciudad mexicana de Reynosa (noreste), fronteriza con Estados Unidos, con saldo de tres pistoleros muertos, informaron el domingo autoridades.

«Tenemos reporte de actividad por parte de autoridades federales que detuvieron a tres personas y tenemos conocimiento de tres personas muertas», presuntamente tres miembros del cártel, dijo a la AFP una fuente de fiscalía de Tamaulipas.

El choque se produjo en torno a las 05h00 locales (10h00 GMT) en las inmediaciones de un salón de fiestas de Reynosa, fronteriza con McAllen (Texas, EEUU), cuando las fuerzas federales detuvieron a «El Comandante 22», supuesto jefe de plaza del cártel del Golfo, y a dos de sus hombres armados.

Tras el arresto, elementos de la Marina Armada y de la Policía Federal fueron agredidos por los delincuentes y las fuerzas federales repelieron la agresión.

Debido a los bloqueos carreteros por parte de los presuntos delincuentes, las autoridades estatales pidieron a los ciudadanos que eviten transitar por la zona de los hechos por unas horas. Se trata del tercer enfrentamiento de estas características en los últimos días en el violento estado de Tamaulipas.

En efecto, el miércoles pasado sicarios trataron de rescatar al líder de plaza del cártel del Golfo en Altamira, un municipio al sur del estado, en un enfrentamiento en el que un policía estatal murió y dos resultaron heridos.

Algo parecido ocurrió el pasado 17 de abril, cuando un comando de 60 sicarios se enfrentó a plena luz del día con fuerzas de seguridad en Reynosa, que habían detenido a uno de los cabecillas del histórico cártel del Golfo apodado «El Gafe», y a cuatro de sus hombres.

El choque sembró el pánico en la ciudad de 608.000 habitantes desatando cruentos tiroteos de más de tres horas. El cártel del Golfo es la organización históricamente dominante en Tamaulipas, pero en los últimos años se ha venido debilitando por su enfrentamiento con sus antiguos aliados de Los Zetas y la detención de sus máximos líderes.

La lucha militarizada contra el crimen organizado que el gobierno mexicano lanzó en 2006 provocó una ola de violencia que ha dejado más de 80.000 muertos y 22.000 desaparecidos.