Trujillo: un mensaje para los jóvenes de hoy

Trujillo: un mensaje para los jóvenes de hoy

Cuando mataron al dictador, tenía 15 años. Vivía en el barrio de San Miguel. Había dos grupos: los mayores que oscilaban entre 18 y 22 años y los menores, entre 13 y 16 años. Yo estaba en el segundo grupo
Era una época en que nos enfrentábamos a otros barrios en peleas a puro puño cuando se invadía terreno ajeno. Por ejemplo, eran frecuentes los enfrentamientos con los chicos de Ciudad Nueva o de San Lázaro.
Se jugaba trompo, pelota contra la pared, taquito, basquetbol en la cancha de la iglesia evangélica y tablero en el parque. Pero ya había conciencia del régimen represivo que nos martirizaba.
En uno de los vehículos propiedad del padre de un miembro de nuestro grupo, pasábamos por la embajada de México en la Sarasota y veíamos el patio lleno de gente asilada.
Comentábamos en las noches, en el patio trasero de la casa de los Paredes, las atrocidades que se cometían contra los opositores al régimen y teníamos información de que existía un lugar de torturas, que años después supimos que lo llamaban la 40.
En el barrio, no faltaba un día en que los caliés se llevaran preso al padre, al hijo y hasta el Espíritu Santo si era sospechoso de ser antitrujillista. Muchos desaparecieron para siempre.
Nos integramos a una pequeña célula que era organizada por un compañero de San Antón, que terminó siendo un reconocido dirigente del MPD, partido fundado en La Habana en 1956.
De hecho, cuando Trujillo permitió que este movimiento abriera una sede en la Duarte, al lado del cine Max en 1960, hacíamos visita al local guiados por nuestro amigo.
Máximo López Molina, que era el dirigente del MPD en ese entonces, hacia declaraciones contra el régimen y manifestaciones frente al partido. Pero no pasó mucho tiempo sin que Trujillo asaltara el local del MPD y paseara a sus miembros por las calles, ensangrentados por los golpes que recibían.
Un cambio de estrategia de Trujillo haciendo gala de anticomunismo para buscar apoyo de los norteamericanos que se habían vuelto contra el régimen.
Yo terminé asilándome una temporada en San Pedro de Macorís donde mi familia materna, porque en el barrio hacían redadas buscando a los que asistían al local del MPD y que estaban fichados.
Meses después, un día como hoy en el 1961, Trujillo caía asesinado.
Después, me integré al MPD en el 1962, hasta el asesinato de Amín Abel en 1970, cuando abandoné el partido y me fui a Chile a estudiar un postgrado en estadística y matemáticas.
Allá caí preso cuando le dieron el golpe de estado a Salvador Allende en 1973. Regresé18 meses después aferrándome al modelo de sustitución de importaciones y le dije adiós al comunismo.
Hoy, soy adicto al neoliberalismo y ahí muero.
Moraleja: si Trujillo hubiera vivido dos años más probablemente no estuviera contando esta historia. Jóvenes, gocen lo que tienen y den gracias a Dios.

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