Invitaciones a Palacio resultaron desafortunadas para Danilo. Su imagen quedó maltrecha con la “Acusación sorpresa” a “La Magistrada” formulada en Palacio, violando el reglamento del Consejo de la Magistratura. El prestigio presidencial cayó y “La Magistrada” fue percibida representando la Justicia digna. Luego, el presidente del Tribunal Superior Electoral fue sorpresivamente amenazado en Palacio con hacerle un juicio político si no acomodaba una sentencia a los designios de Medina. Esa “Invitación sorpresa” fue condenada por la Iglesia, porque el Ejecutivo pretende seguir dominando, personalmente, todas las instituciones.
Medina también hizo otra “Invitación sorpresa” a Palacio al arzobispo Ozoria, quien estremeció al país denunciando la “dictadura”. Fotografiarse en Palacio no debilitó los valientes pronunciamientos de la Iglesia. Retratarse no implica retractarse.
Iniciando su régimen, Trujillo organizaba “paradas cívicas” imponiéndose a las “fuerzas vivas” como único caudillo. Herido mortalmente el régimen por la Carta Pastoral de enero del 1960, Trujillo, al tiempo que atacaba ferozmente la Iglesia por Radio Caribe y el Foro Público, diseñó el método de “Visitas sorpresa” a templos, procurando públicamente el título de “Benefactor de la Iglesia” queriendo igualarse a Constantino, Justiniano, Pipino el Breve y Carlomagno.
El obispo Tomás Reilly, de San Juan de la Maguana, enfrentó a Trujillo <<gravemente preocupado por… las actuaciones de la policía de Seguridad y la campaña…del título de “Benefactor de la Iglesia”…>>. Trujillo arremetió suspendiendo asignaciones económicas a centros católicos, dificultando el visado a curas extranjeros y hasta asesinaron un supuesto terrorista colombiano que pondría una bomba en las habitaciones del arzobispo Pittini, en Santo Domingo.
En mayo-junio de 1960 Trujillo hizo “Visitas sorpresa” a un Tedeum en San Juan de la Maguana y otro en Santiago. El 10 de enero de 1961, correspondiendo a una “Invitación sorpresa”, los obispos fueron recibidos en Palacio por Trujillo y Balaguer, presidente títere, y entregaron un memorándum reiterando sus posiciones. El 14 de enero, en “Visita sorpresa” a Higüey, Trujillo asistió a un breve Tedeum y prometió muchas cosas: Convertir a Higüey en provincia, crear una universidad dirigida por jesuitas. Además ofreció RD$ 1,250,000 para terminar la Basílica. Trujillo creía que la Iglesia todavía practicaba la venta de indulgencias, prohibidas desde el Concilio de Trento, luego de ser cuestionadas académicamente por Lutero en sus 95 Tesis.
El 4 de marzo, 1961, monseñor Panal recibió la “Visita sorpresa” de Trujillo en La Vega. Allí, trece meses antes, en 3 de febrero 1960, días después de la Pastoral, antisociales organizaron un mitin contra la iglesia, rechazado por Panal, anunciando que “todos los culpables de uno u otro modo quedan privados de todo servicio religioso”, implicando cierta excomunión masiva. Panal trató a Trujillo como “querido y amado Jefe, de amigo a amigo, excelentísimo señor, excelentísimo Benefactor de la Patria”, pero denunció que “toda persona, desde el Papa hasta el más simple clérigo, y todo lugar sagrado había sido denigrado y blasfemado” y pedía, por tanto “un acto de desagravio con una reparación amorosa”. Concluyó obligando a Trujillo a arrodillarse.
Bonaparte, hundiendo la República creada por la Revolución, se consagró emperador, auto-coronándose ante el papa Pío VII, imponiendo su poder por encima de la Iglesia. Trujillo, aspirando ser “Benefactor de la Iglesia” intentó imponerse sobre monseñor Panal, pero terminó la misa arrodillado. Danilo ha difundido fotos de la “Invitación sorpresa” a Palacio y su reciente “Visita sorpresa” a una misa en Bayaguana. Danilo sabe que sacerdotes se retratan pero no se retractan. Monseñor Panal se retrató con Trujillo pero tampoco se retractó, siguió atacando la dictadura e hizo arrodillar a Trujillo.
Monseñor Pepén ni la Iglesia otorgaron el título de “Benefactor de la Iglesia” a Trujillo, sólo porque hiciera aportes “de su propio peculio” para construir la Basílica de la Altagracia. La Iglesia no va a legitimar la re-reelección a cambio de aportes presupuestales de Danilo para construir el Santuario de Bayaguana. Como espetó Pio VII a Bonaparte: “No podemos, no debemos, no queremos”.
Mis fuentes son relatos del historiador Antonio Lluberes Navarro, sacerdote jesuita. Me siento honrado de haberlo tenido como alumno en Estadística. Aquí concluyo: Aunque disfruta retratarse en actos reeleccionistas, esperamos que Danilo reaccione ante ataques ciudadanos y eclesiásticos y, como Saulo de Tarso camino a Damasco, reciba una luz celestial para que decida retractarse, desechando su re-reelección, repudiada por las mayorías.