El presidente estadounidense, Donald Trump, adelantó ayer que aplicará «un impuesto recíproco» a las importaciones de otros países que se «aprovechan» de Estados Unidos, sin ofrecer precisiones y en una nueva muestra de proteccionismo comercial.
«Así que vamos a hacer un impuesto recíproco y van a oír de ello durante la semana y los próximos meses», dijo Trump en un encuentro con gobernadores y alcaldes de Estados Unidos en la Casa Blanca, sin aclarar a qué tipo de arancel se refería ni los posibles países afectados.
El mandatario se limitó a agregar que «vamos a cobrar a países fuera de nuestro país, países que se aprovechan de EU», y señaló que «algunos de ellos son considerados aliados pero no son aliados en el comercio».
Trump, que ha defendido una agresiva agenda de nacionalismo económico desde que llegó a la Casa Blanca hace algo más un año, anunció el pasado mes importantes tarifas a las importaciones de lavadoras y placas solares.
«No podemos continuar dejando que la gente venga a nuestro país y nos robe y nos impongan tremendos aranceles e impuestos y nosotros no les cobramos nada. No podemos dejar que eso ocurra», indicó.
En su participación durante el pasado mes de enero en el Foro Económico Mundial de Davos, el gran encuentro internacional de los defensores de la globalización y el libre comercio, Trump pareció suavizar su agenda de «EU primero» al matizar que eso no significaba «EU en solitario», y declaró que su país estaba «abierto a los negocios».
Las palabras del presidente estadounidense se producen en un momento clave en la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), en vigor desde 1994, entre Canadá, México y EU y que Trump ha calificado de manera repetida como un «desastre».
Por otro lado, el presidente Donald Trump presentó ayer su plan para “reconstruir la desmoronada infraestructura” del país, que busca movilizar hasta 1,5 billones de dólares en los próximos diez años, en un plan que combina fondos federales y estatales con incentivos para el sector privado.
“Tenemos que reconstruir nuestra desmoronada infraestructura (…) Se trata del plan más grande y atrevido” del país, dijo Trump en un encuentro con gobernadores y alcaldes en la Casa Blanca, al dar a conocer algunos detalles de su propuesta.
De esos 1,5 billones, 200.000 millones de dólares serán fondos federales que el gobernante pedirá directamente al Congreso durante los próximos diez años.
En primer lugar, Trump quiere gastar 100.000 de esos 200.000 millones en inversiones a nivel local, de forma que el Gobierno pueda dar un empujón final de financiación a aquellos estados o localidades a los que les quede poco para completar un proyecto ya en marcha.
El Ejecutivo también quiere invertir 50.000 millones de dólares en zonas rurales, como acceso a banda ancha de internet, y otros 20.000 millones en “programas transformadores” y que plasmen una “visión de futuro». “La gente de las áreas rurales se han quedado atrás”, afirmó Trump en su intervención.
Además, el plan dedicará 20.000 millones de dólares a expandir su actual programa de préstamos y bonos para empresa privadas con el que actualmente se financian actividades para la renovación de infraestructuras de transporte y de agua, entre otros.