Turbulencia bancaria sacó a EEUU del mundo de la fantasía financiera

Turbulencia bancaria sacó a EEUU del mundo de la fantasía financiera

CHICAGO (AP) – Las bolsas de valores están repuntando, justo como ha ocurrido durante casi tres décadas, pero los inversionistas más novatos no lo perciben así. La turbulencia financiera que azotó a los mercados en el último año derribó los paradigmas jactanciosos de los estadounidenses hacia las inversiones bursátiles.

Los llamados «baby boomers» -la generación de la posguerra, que nació entre 1946 y 1964-, que forjaron el mercado alcista de la era de Ronald Reagan; sobrevivieron a la caída de los mercados de 1987; que compraron acciones de Amazon.com a apenas dos dólares por acción y las vendieron en 100; se recuperaron tras la explosión de la burbuja de las empresas «punto com» y aún así siguieron apostando sus fondos de jubilación están revaluando sus viejas formas de ver las cosas.

Esta vez resulta difícil, después de todo, mantener la fe en las fórmulas tradicionales de inversión, como la de comprar y aguantar, después que el mercado se desplomó a niveles no vistos desde la Gran Depresión.

También resulta difícil confiar en los consultores financieros luego de que Bernard Madoff estafó a sus clientes por miles de millones de dólares. Es duro para una generación que comparó las finanzas personales con la inversión en acciones el aceptar que las reglas han cambiado.

Los estadounidenses siguen invirtiendo, pero los planificadores financieros de todo el país dicen que ahora existe la sensación de que la gente está regresando a los principios básicos que fueron hechos a un lado: Aumentar al máximo los ahorros; limitar el uso de tarjetas de crédito; mantener un fondo sustancial en caso de emergencias; estar consciente de cuánto riesgo se puede tolerar al invertir; diversificar las inversiones; no tratar de buscar atajos al tratar de generar riqueza.

«Antes del caos en el mercado, había una tasa de ahorro muy baja, un uso impropio de las tarjetas de crédito, demasiado riesgo en las inversiones, un gasto excesivo en las residencias», dijo Tom Warschauer, un profesor de finanzas en la Universidad Estatal de San Diego.

«Virtualmente todas las decisiones financieras se se tomaban en medio de una especie de mundo de la fantasía, en el que la gente pensó: ‘Esto me hará mejorar’, cuando de hecho ése nunca fue el caso».

Warschaue pronostica que la nueva conducta de los estadounidenses podría durar una década. Otros planificadores financieros dicen que las personas todavía creen en el mercado, pero que ahora son más realistas.

«La gente quedó conmocionada durante un tiempo. Ahora están revaluando su situación y están siendo muy pragmáticos, sobre todo en cuanto a su jubilación», dijo Mark Jamison, vicepresidente en la firma de servicios financieros Charles Schwab.

«Están aprendiendo que si están dispuestos a trabajar un poco más, gastar un poco menos y aplazar la Seguridad Social (jubilación), las cosas pueden funcionar bien todavía». — La sacudida a los inversionistas fue tan fuerte porque dejó muchos más heridos. Hace una generación, la mayoría de las personas no tenía ninguna participación directa en Wall Street.

Menos del 6% de las familias poseían inversiones en fondos comunes en 1980. Cuatro años después, ese número ya era de más del 10%, gracias al nacimiento de los nuevos planes de jubilación 401(k) y a una estampida económica que siguió a la recesión de 1981-1982.

Años más tarde, esa cantidad casi se duplicó de nuevo, para alcanzar una participación de más de 24% en 1988. Con el cambio de siglo más de la mitad de todas las familias participaban en sociedades de inversión. Wall Street puede agradecerle a los baby boomers por eso.

Ellos fueron convencidos por la ilusión de que las acciones siempre subirían, o de que si caían rebotarían rápidamente.

El promedio industrial Dow Jones se desplomó 23% el Lunes Negro de octubre de 1987: su caída porcentual más grande en un día, pero se tomó apenas 15 meses recuperarse. Una década después, el Dow casi se había cuadruplicado desde allí.

 La generación de la posguerra amontonó su dinero en las últimas novedades de la bolsa: acciones de biotecnología, internet o fondos cotizados en bolsa.

Pusieron el dinero destinado originalmente para la educación universitaria de sus hijos en los llamados planes 529 y ahorraron para su jubilación invirtiendo en planes 401(k) y cuentas privadas de retiro (IRA).

Fue entonces cuando vino la caída. El índice Standard & Poors 500 perdió un 55% de su valor de octubre de 2007 a marzo pasado. Incluso con el reciente avance bursátil, sigue estando 32% por abajo de su cresta. Cuando faltan apenas tres meses, se ha tratado de una década perdida.

El S&P empezó el 2000 en las 1.469 unidades y ahora está 27% abajo. Este decenio es el segundo peor desde la década de 1930 y no por mucha diferencia. Las pérdidas durante esta década han promediado un 3,2% anual, en comparación con las de 5,3% anual en la década de 1930. La turbulencia del mercado aumentó los años que los estadounidenses destinan a trabajar antes de jubilarse y aplazó el goce de sus jubilaciones.

David Sinclair, un residente de Río Rancho, Nuevo México, tiene 62 años. Se jubiló en 2007, cuando era funcionario de presupuesto para una oficina federal. Estaba seguro de que sus ahorros de más de medio millón de dólares, junto a una pensión gubernamental, serían suficientes para él y esposa, Debra. Pasó 20 años apegándose a las reglas y planeando cuidadosamente las cosas para su jubilación, pero entonces el valor de su carpeta de inversiones se desplomó un 33% y de nuevo terminó atrás de su viejo escritorio.

«Una de mis metas cuando me jubilara era viajar mucho», afirmó. «Con la forma en que marchaban las cosas, me parecía bastante claro que tendría suerte en hacer un viaje cada tres años». — Ya ha habido desplomes financieros esta misma década y en todos ellos hubo un repunte.

En todos esos casos, hubo un repunte. El consumidor ayudó a salir de la recesión con una ola de gastos. Las acciones recuperaron 26% en 2003, iniciando una carrera alcista quinquenal que se mantuvo en 2007.

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