Impulsar un nuevo modelo de masculinidad en la República Dominicana, donde el papel del hombre está estrechamente vinculado a la violencia de género, es una difícil tarea.
En gran medida, porque la dominación de la mujer por parte del hombre es parte de la cultura y la estructura social.
Para lograr esa transformación denominada “nueva masculinidad”, es necesario iniciar un proceso de educación.
En ese sentido la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) a través de la Unidad de Masculinidades del Instituto de Investigación de Género y Familia, junto al Ministerio de la Mujer, está impartiendo el entrenamiento titulado “Diplomado en masculinidad, relaciones de género y participación social”.
En este primer curso participan 24 alumnos egresados y estudiantes de diferentes carreras universitarias como Derecho y Comunicación Social, entre los cuales se citan a Eudi Guzmán Castro, Fátima González Méndez, José Raúl Vargas, Patricia Pérez Díaz y Bartolomé Pujals.
Ramón Stalin Montero coordinador de la Unidad de Masculinidades del Instituto de Investigación de Género y Familia, explicó que para la creación de este curso primero trabajaron en identificar la problemática social con el tema de las masculinidades en el país, para poder presentar una propuesta académica.
“De ahí nace este diplomado, con interés de formar jóvenes que puedan multiplicar conocimientos y ayudar a la transformación de una sociedad con equidad de género”.
De igual manera, Montero manifestó que los egresados de este curso tienen la responsabilidad de elaborar un artículo científico, con su perspectiva con relación al tema y plantear soluciones sobre como abordar la desigualdad de género.
Durante cinco meses los alumnos han abordado varios temas como son: perspectiva de género, feminismo, masculinidades, construcción institucional del género, diseño de las políticas públicas, así como los diferentes estereotipos y roles que la sociedad le ha impuesto a hombres y mujeres.
Soldados de cambio. Eudi Guzmán Castro confiesa que antes de iniciar este proceso académico estaba convencido de que masculinidad se refería a ser hombre “macho”, ser fuerte y tener fuerza, pero luego de la primera clase su ideal de hombre cambió.
“Lo que más me ha marcado es el cambio de mentalidad que yo he tenido que experimentar con relación a mi condición de hombre”, dice.
Mientras que para Fátima González Méndez, lograr obtener las herramientas que le ayuden a cambiar los parámetros machistas que forman parte de la identidad criolla no ha sido tarea fácil, pero no desmaya en el camino, porque está segura que algún día la sociedad tendrá que cambiar.
“Gracias a este nuevo conocimiento podemos identificar todas las prácticas cotidianas que patentan la masculinidad hegemónica, mismas que generan violencia; trabajo para cambiarlas y ayudar a otros en el proceso de cambio”.
Por su lado, José Raúl Vargas reflexiona sobre la importancia de saber identificar los patrones violentos, para combatirlos. “Desde las aulas hemos aprendido a ponernos los “lentes de genero” e identificar los diferentes círculos de violencia, y los factores que influyen en ella, como la música”.
“Es importante que el hombre reconozca que la sociedad le ha dado muchos privilegios con relación a las mujeres y que puedan desprenderse y darle espacio a ellas también”, dice.
Con diana en la frente. Patricia Pérez Díaz dice que es urgente cambiar la mentalidad, porque ya basta de que la mujer sea puesta en un paredón por cosas tan básicas como escalar en su área profesional. “En los pocos casos que una mujer llega a ocupar una posición importante dentro de una organización, aunque ella esté preparada se suele pensar que llegó ahí usando su cuerpo o cayendo en algún bajo instinto; no se le reconoce que ha logrado algo por esfuerzo y no es justo”, insiste.
Para estos jóvenes trabajar en el desarrollo de la nueva masculinidad ha sido una experiencia de vida, así lo expresa Bartolomé Pujals. “Es un proceso que ha sido un punto de inflexión en mi vida; ya con este nuevo concepto de masculinidad he aprendido a no ver mi cuerpo como una máquina; he logrado adquirir conocimientos para poder elaborar un discurso más claro sobre equidad entre hombres y mujeres.