ÁNGELA PEÑA
Cuando el eminente estratega político Carlos Dore anunció a sus amigos, por Internet, que Miguel D. Mena sería nombrado agregado cultural en Alemania, los cibernautas encontraron merecida y justa la designación porque desde hace años el inquieto profesional se ha convertido en el más consistente vocero de la cultura dominicana. La noticia no había sido publicada oficialmente y ya un amigo de Miguelín escribía: …Celebremos todos. A Dios gracias, le pagarán por lo que él ha estado haciendo hace mucho tiempo, de manera gratuita.
Aquí se sabe que casi todos los asignados a esas funciones se agregan a todo menos a ejercer con eficacia el cargo. La mayoría son botellas que aprovechan para realizar estudios, conocer otras culturas, hacer turismo o simplemente cobrar el cheque sin dar un golpe, amén de otras actividades que mejor es no mencionarlas.
Los que acosaron a Dore sin descanso para que intercediera ante el Presidente por el consagrado hombre de letras saben que desde que Miguel llegó a Berlín en los 90 se propuso compartir la dominicanidad con el mundo. En sus años de estudios en el Instituto de América Latina, adjunto a la Universidad Libre de Berlín, no hubo congreso que tratara el tema de América Latina al que no asistiera a hablar del país.
Ha trabajado desde allá en proyectos sociales relacionados con los dominicanos residentes en Alemania y desde hace casi diez años mantiene un espacio en la red llamado cielonaranja que nació justo cuando las páginas interactivas comenzaban a tener influencia universal.
Sus relaciones con el mundo académico, instituciones y fundaciones alemanas dedicadas al Tercer Mundo son muy amplias y es seguro que ahora Miguel, investido de Agregado Cultural, sabrá sacarles mejor provecho en beneficio del país, de los criollos. Todas las actividades culturales que celebran los dominicanos residentes allí han encontrado de su parte un invariable apoyo.
Ahora Miguel desarrollará nuevas iniciativas en el aspecto de las comunicaciones y las relaciones públicas dando a conocer la República, limpiando esa imagen negativa que siempre nos persigue: la de ser un país miserable donde sólo existen la prostitución infantil y las vacaciones del todo incluido.
Miguel D. Mena también hará historia porque en Alemania nunca había existido una agregaduría cultural.
Este nombramiento no es otra beca, ni título nobiliario ni compensación política. Es uno de los más significativos aciertos de este gobierno, en materia cultural.
Miguel es un nostálgico que desde allá vive soñando con la ciudad de Santo Domingo, sus gentes y lugares históricos que conoce a profundidad y quiere hasta la exageración. Tendrá material de sobra para difundir y cantidad de programas que presentarles a sus compatriotas, a los propios alemanes y a otros hispanos que han fijado en aquellas latitudes sus residencias.