Un “alto ahí” poco frecuente

Un “alto ahí” poco frecuente

El contrabando es un ingreso maldito al territorio nacional por tierra, mar y aire. Por las Aduanas incluso. Los golpes asestados recientemente a la penetración ilegal de cigarrillos y alcoholes -y un gran cargamento de cocaína- son alentadores y quiera el Señor que no sea más lo que escapa al control que lo que se intercepta. Pero al país traen subrepticiamente diversos artículos de la agropecuaria por la frontera casi siempre en perjuicio del productor local. También se traen por vía regular, abiertamente, pero sin legitimidad, con el mismo efecto negativo de lo clandestino, con auspicio de malas decisiones de autoridades. Un perjuicio adicional es que están hundiendo la producción lechera.
Los autos más caros entran sin impuestos. Oh ironía de un Estado que quiere recaudar más y permite un vil tráfico de exoneraciones oficiales. El caos de los combustibles alude a que jorocones hacen negocio con ellos como les dé la gana e importarlos. El 80% de los accidentes de tránsito, con alta mortalidad se debe a motociclistas. El 65% de tales vehículos no pasó por Aduanas como tales. Entran como piezas viejas que luego recomponen. Las pacas, un recurso que permite la transferencia solidaria del dominicano ausente a familiares locales, oculta muchas veces (por fallas de controles) la traída de cosas ilegales, incluyendo armas de fuego para el crimen. Las fronteras: la física y la legal, resultan una ficción criolla por los cuatro costados.

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